Juan Zanza: «Sigo atento a la política, no lo puedo dejar pero me agota»

Uno es esclavo de su pasado pero también dueño de su destino, por eso Valira suena a Valira. Sin olvidar cual es su raíz musical, esta banda tiene su propio estilo y con el lanzamiento de su segundo disco 'Supernova' cada vez son más ellos y menos aquellos.

Un camino difícil que no ha hecho más que empezar y aunque ya disfrutan de un buen firme en esto de la música siempre alguna piedra en el camino, lo importante es saber estar prevenido para sortear los baches.

«La música es un ámbito súper precario, es muy difícil asentarse y alcanzar un punto en el que todo se vuelve más fácil, pero aún llegando todo es muy cambiante y efímero. Nunca te acabas de quitar la espinita, es una profesión muy bonita pero también muy difícil», apunta Juan Zanza vocalista del grupo.

Esta banda que nace en 2019, tras el parón indefinido de La Raíz, ha logrado conquistar en poco tiempo grandes escenarios pero aun le quedan míticas salas a las que enamorar. Una de ellas El Gran Café de León, algo que sucederá este sábado, 12 de noviembre. «Estamos emocionados, tengo muchas ganas de ir a León», detalla Zanza.

Después de un verano donde la normalidad ha llegado a los festivales, llega un invierno de salas en los que verse las caras con su público más fiel. En salas como las de El Gran Café el público tiene la oportunidad de subirse al barco de Valira, con los encargados de llevar el timón a escasos centímetros, para navegar entre aguas tranquilas a ritmo de baladas como 'Pájaros ciegos' que «no tiene ni batería y se viven momentos muy emotivos con mucho silencio en los que la gente está muy atenta», hasta llegar a temas como 'El Animal o 'Luz Errante' en la que hay gente que termina haciendo 'pogos', «En los conciertos hay un poco de todo porque tenemos canciones que son bastante diferentes», afirma.

Las letras hablan de ellos, de sus vidas, de sus fallos, de sus aciertos en definitiva de sus inquietudes por eso es fácil que la gente haga suyas sus canciones trasladándolas a sus problemas. «Cada uno le da a las canciones el significado que encuentra, por ejemplo 'Vega' habla de mi perra, una canción muy íntima y personal y la gente me cuenta que le recuerda a un familiar suyo que ya no está», explica.

Otra de las cosas que no ha perdido esta banda es la memoria, aunque ya no haga bandera de ello. «Sigo muy atento a lo que pasa a nivel político no lo puedo dejar pero me agota. Antes era más activo y reivindicativo pero creo que principalmente por desilusión han cambiado las cosas», explica.

Unos cambios que son naturales en cualquier banda por eso el futuro es tan incierto. «No sé cómo irá evolucionando la banda, igual los próximos temas bajan su carga rockera o no».

Lo que si es seguro es que Valira tiene mucho camino por recorrer y muchos discos que sacar. Lo que no abandonan es la pasión por la música y eso es algo que le garantiza el futuro.