«Lo bonito de la música es que nunca te acabas el juego»

Es más fácil que lo veas dando un paseo en plena naturaleza que subiendo un reels a instagram, pero eso no significa que sea 'viejuno'.

Iván Ferreiro sigue sonando actual sin perder su esencia, una difícil tarea solo al alcance de unos pocos maestros. «Trato de llevar mi ritmo, más que el que me impone el mundo. Tengo la suerte de tener 53 años y seguir haciendo música. Los jóvenes tienen otra energía y yo tengo la buena sensación de sentirme asentado en este oficio», expresa.

Quizá una de las claves es no renegar de los cambios. «Lo guay es que cuando ya crees que te lo sabes, cambia todo», apunta.

Porque ha habido cambios buenos. «Vivimos en un país con libertad de expresión, aquí todo el mundo puede decir lo que quiera, es mentira que antes eremos más libres. Prefiero un mundo en el que la gente pueda decir lo que quiera, aunque haya mucha gente equivocada, a cuando todos pensaban igual», sostiene.

Aunque reconoce que hay variaciones que han sido para peor. «Tengo la sensación de estar peor informado, cuando quieres saber algo es muy difícil informarte y estar seguro, hoy en día hay más medios pero me entero menos de lo que pasa», afirma este artista.

Por eso se refugia en la música y no es casualidad que su nuevo álbum lleve por título 'Trinchera Pop'. «Mi vida musical y la personal van de la mano, no tengo una doble vida», resume.

Un trabajo que presentará en León este sábado, 28 de octubre, en el festival Hallowindie. Después de una extensa gira de verano, todavía queda un último hueco para que en la noche más terrorífica del año suene 'Turnedo', «porque es un tema que siempre me representa porque, lo he explicado muchas veces, siempre trato que las canciones digan un cosa y la contraria y en el fondo es una defensa que tengo contra mi mismo y para que siempre pueda cantarlas», expone.

Eso no quiere decir que esté orgulloso de todas sus letras. «Me siento incomodo con canciones que hice al principio, muchas letras mías de las primeras son una vergüenza, pero no me puedo estar castigando todo el día por haber sido gilipollas y si hay un momento para ser gilipollas es cuando eres joven», explica.

Seguramente esa sea la gracia porque «si algo tiene bonito la música es que nunca te acabas el juego, siempre cambia», detalla.

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