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REDACCIÓN
Miércoles, 18 de mayo 2016, 01:57
"Kaixo Donostia". Hacía cuatro años que Anoeta no oía esa frase. Un saludo que erizaba los pelos de las miles de personas congregadas en el estadio donostiarra y con el que daba arranque un espectáculo eléctrico. San Sebastián vibraba al ritmo de Bruce Springsteen, ... como sólo él sabe hacerlo.
Algunos llevaban esperando días, otros apenas unas horas, pero todos vieron recompensada su paciencia cuando la música del Boss empezó a sonar pasadas las nueve de la noche. A partir de ahí, fueron más de tres horas de euforia y emociones, aderezadas con los temas del artista de New Jersey.
Hasta más allá de la medianoche el artista utilizó como columna vertebral de su recital el cancionero de 'The River', tocando las canciones por bloques de varios temas seguidos repartidos y colocados en medio del repertorio elegido para cada noche.
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En el entorno de Anoeta los fans de Bruce Springsteen viveron los prolegómenos del concierto como una fiesta. Mayores y niños se animaron a corear de cuando en cuando los éxitos del 'Boss'.
El primero de la fila, el gallego Faustino Gómez, llegó el miércoles y organizó el sistema de números que regula la cola. Cada día, a las diez de la mañana, las cinco de la tarde y las nueve de la noche, se pasa lista.
De los 43.000 espectadores dos terceras partes procedían de fuera de Gipuzkoa. Vizcaínos y franceses son las principales procedencias, pero quien haya estado cerca de a la puerta del María Cristina o los aledaños del estadio habrán comprobado que hay multitud de idiomas, acentos y edades. La fuerza de 'The River' les une.
Todos ellos vivieron una noche que pasará a la historia de la música en vivo donostiarra.
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