Ramón Lobo en un acto público.

Ramón Lobo, adiós a un gran corresponsal de guerra

Sus crónicas brillaban por su capacidad de acercarse a las víctimas, por dar ese paso atrás tan necesario cuando se está cerca del frente para atender a quienes sufren

Mikel Ayestaran

Jueves, 3 de agosto 2023, 00:14

Ramón Lobo (Lagunillas, Venezuela, 1955; Madrid, España, 2023) iba siempre de cara. Lo demostró a lo largo de su trayectoria como corresponsal en zonas en conflicto y post conflicto y desde el momento en el que supo que el cáncer había llamado a su puerta. ... Vivió rápido, aprovechando cada respiro de vida que encontraba en mitad de las guerras, hambrunas y desastres naturales que le tocó vivir y cubrir en primera persona. Murió demasiado rápido, sin tiempo a terminar un nuevo libro en el que trabajó hasta el último suspiro.

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Lobo trabajó durante dos décadas en 'El País' y fue uno de sus corresponsales estrella en los Balcanes, África, Afganistán, Chechenia o Irak. Fueron los considerados años dorados dentro de la profesión y sus crónicas brillaron por su capacidad de acercarse a las víctimas, por dar ese paso atrás tan necesario cuando se está cerca del frente para atender a quienes sufren.

Tras la salida obligada del diario de su vida, que en 2012 le incluyó en un ERE (expediente de regulación de empleo) junto a otros 129 compañeros, supo reconvertirse y se abrió a nuevos proyectos. El mítico corresponsal de guerra de la prensa española se hizo freelance, comprobó el frío que hace cuando dejas la seguridad de la redacción de un gran medio y nos regaló unos últimos años de periodismo de opinión y colaboraciones en radio y televisión. Tuvo tiempo para escribir ensayo y novela, su pasión. Todo ello salpicado por un bombardeo diario de tuits, 160 caracteres aprovechados hasta el punto final y marcados por su humor negro. Ramón deja 190.000 seguidores huérfanos de su genialidad.

En 2016, ya como veterano freelance, Lobo se sentó durante 48 horas con quien escribe estas líneas y de esa conversación salió el libro 'Guerras de ayer y de hoy', número uno de la colección Voces de revista 5W. Lobo se desnudó sin complejos ante una nueva generación de reporteros que crecimos leyendo sus crónicas, alabando su nombre y envidiando sus viajes. Me enamoré de su forma de ver el oficio y la vida y de esa manera generosa de querer enseñar para pasar el testigo a quienes aprietan por detrás para abrirse un hueco en este mundo. En un mundillo de tanta competencia, egos y envidias, siempre fue generoso con quienes queríamos vivir de esto y lo demostraba con sus actos.

El fútbol era la otra gran pasión de Lobo. Aquí tenía alma blanca, como la camiseta del equipo en el que no perdió hasta el final la esperanza de ver debutar a Kylian Mbappé. Entre sus planes de futuro estaba asistir al partido inaugural del nuevo Santiago Bernabéu, pero el Real Madrid tendrá que conformarse con el apoyo de este merengón sin fronteras desde el Más Allá (aunque creía más en el poder de la imaginación, como recuerda en su obituario en 'El País' su inseparable Guillermo Altares).

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El fútbol era una pasión, pero también una vía de escape con la que calmar las aguas cada vez que uno estaba en una cobertura complicada y necesitaba hablar con alguien. Siempre podías contar con Lobo. Siempre contaremos con su legado.

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