Muere la escritora Sabina de la Cruz, viuda del poeta Blas de Otero

Seguía en la tarea, porque, como decía en las entrevistas que concedía para hablar de la figura de Otero, «ha creado poemas que perdurarán en las manos de lectores de todos los tiempos, y seguirán conmoviéndoles». Eso es ser un clásico. Y un ejemplo. «Si tomamos como ejemplo su comportamiento en los tiempos que le tocaron vivir, difíciles también, no se callaría y pondría de nuevo su palabra, sus poemas, al servicio de la libertad y de la paz. Blas tenía fe en el progreso de la humanidad, y no solo en el técnico, sino en el de los valores. Lo que no tengo duda es que seguiría clamando por la paz con sus poemas».

De la Cruz también tenía su propia historia poética. Nació en Sestao en 1929, en una familia de comerciantes. Ya de jovencita estaba metida en asociaciones culturales de Bilbao, en las que estuvo cerca de artistas como Agustín Ibarrola (que fue quien le presentó a De Otero cuando ella ya se conocía su obra de pe a pa), Vidal de Nicolás, Javier de Bengoechea, Ángela Figuera Aymerich. Su producción literaria poética se desarrolló en las décadas de los cincuenta y sesenta, y más adelante se dedicó a la investigación (y a la difusión de la obra y la vida del que fuera su pareja entre 1961 y 1979, el año en que él murió, con tres años de separación de por medio, cuando tal y como ella misma contaba a este periódico, un enfado de novios los alejó y en el ínterin Blas se casó en Cuba con Yolanda Pina).

Sabina de la Cruz fue doctora en Filología Románica, profesora en distintas especialidades y crítica literaria, un currículum que casi ni se ha tenido en cuenta porque desde 1999 era presidenta de la Fundación Blas de Otero y prefería hablar de él que de ella misma. Gracias a su tarea fue posible la edición de las Obras Completas del bilbaíno y cada reedición, jornada y acto en torno a su figura ha contado con su apoyo y, en lo posible, con su presencia. Porque, lo dicho, «al leer sus poemas te das cuenta de que es como si conociera el misterio de la palabra».