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fernando morales
Sábado, 20 de noviembre 2021, 00:09
En el pueblecito de Villamorón, en invierno solo quedan los fantasmas. Ellos no pasan frío, ni necesitan aposento en las viejas casas de este pueblo burgalés, la mayoría en ruinas. Solo se mantienen en pie cuatro o cinco, las únicas que vuelven a la vida ... en verano. Y sin embargo, la sangría demográfica no ha frenado las ganas de los exvecinos de recuperar su pequeña joya de la corona, la iglesia de Santiago Apóstol, un templo con 800 años en sus muros que reina en el llano de Villadiego. Se trata de un sobrio ejemplo de la transición del románico al gótico y fue la primera en introducir este estilo en Burgos, inspirando a las llamadas iglesias fernandinas andaluzas de Córdoba y Sevilla.
Levantada en un pueblo por el que una vez corrieron niños, voceaban las mujeres sus productos en el mercado y los hombres araban los campos, este tesoro de la segunda mitad del siglo XIII ha sido el silencioso testigo de una despoblación rural que ha dejado el pueblo con la demografía a cero. Pero su monumental porte medieval no pasa desapercibido para quienes transitan por la zona. Hace cosa de diez años, unos cuantos enamorados de la iglesia ya salvaron de la ruina la fachada, pero ahora es el interior el que se cae a pedazos.
Por eso la Asociación Amigos de Villamorón, conformada por antiguos habitantes de la localidad y visitantes, ha abierto un proyecto de micromecenazgo para restaurar por dentro el monumento, que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1994 y que no cuenta con ningún elemento decorativo –todos trasladados a un museo de Burgos en los años 70– para preservarlos de los rapiñadores.
Quieren intervenir en el coro, muy atacado por la carcoma y al que le faltan partes enteras de su balaustrada, y en las paredes y capiteles, y así no perder un templo «tan singular e imponente». Hasta 2010, tanto el rosetón como los ventanales carecían de protección alguna, provocando que permanecieran «décadas» soportando las inclemencias del tiempo.
Para ello, junto con Hispania Nostra, pretenden conseguir a través de las aportaciones un mínimo de 15.000 euros, aunque su objetivo es alcanzar los 25.000. Y no han empezado mal. La campaña se abrió el 1 de noviembre y este viernes ya habían recaudado más de 11.000 euros, por lo que el presidente de la asociación, Pedro Moreno, confía que en las tres semanas que quedan –hasta el próximo 11 de diciembre–la cantidad supere el objetivo mínimo para así recuperar un elemento «impresionante» de la España vaciada.
Moreno apunta como curiosidad que los planos de construcción de la iglesia vinieron de Francia y que sus medidas no están en pies castellanos, sino en el conocido pie de París. La idea es recuperar las actividades culturales que se organizaban hasta antes de la pandemia en un lugar, describe Moreno, de «indudable» valor histórico. Conciertos, conferencias, exposiciones y presentaciones de libros que devuelvan la vida a un pueblo, hoy, sin ella. Y obren un milagro como una catedral.
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