El escritor español Santiago Posteguillo R.C

'Roma hizo el 'brexit' inverso', asegura Santiago Posteguillo

«Julia Domna, la emperatriz más poderosa, hizo del incesto una razón de Estado», dice el escritor, que narra su final y el de su dinastía

Miguel Lorenci

Newcastle upon Tyne

Martes, 3 de marzo 2020, 15:32

Roma y su imperio se anticiparon a casi todo. «Conocían el poder letal de la viruela, y fueron pioneros en la guerra biológica y hasta en el 'brexit', que practicaron a la inversa». Lo dice risueño Santiago Posteguillo (Valencia, 1967), mago del 'bestseller' en ... español gracias a sus sagas sobre la Roma imperial. El escritor ha elegido la antigua Britania romana para presentar 'Y Julia retó a los dioses' (Planeta), segunda y última entrega del ciclo que inició con 'Yo, Julia', ganadora de Planeta 2018.

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Vuelve a la todopoderosa, inteligente y tozuda emperatriz Julia Domna «capaz de reinar después de morir» y «hacer del incesto una razón de Estado». La retoma al final de su días. En en el año 218, en la cúspide de su poder, cuando afronta a la muerte acosada por el cáncer que mina su cuerpo. Mitiga Julia los terribles dolores con el opio que le receta Elio Galeno, padre de la medicina y narrador de esta novela trufada de asesinatos, traiciones y tóxicas pasiones en la que no falta el incesto. Julia no teme a la muerte, que ella misma se administrará, y el lector puede seguirla «hasta el inframundo, el reino de los muertos desde donde seguirá controlando el imperio».

«Sí, Julia reina después de morir. Su dinastía seguirá en el poder 20 años tras su muerte. Fue deificada y se acuñaron monedas con su efigie», explica Posteguillo sobre la primera emperatriz «que ejerció el poder real en Roma». Algo «que hoy sería imposible». «En Estados Unidos, el imperio actual, no se puede ser presidente sin haber nacido allí, y Julia era Siria, extranjera e inmigrante» destaca.

Desafió la emperatriz a los poderes divinos y terrenales para perpetuar su estirpe, «pero pagó un alto precio», dice Posteguillo, quien, como su maestro Robert Graves, autor de 'Yo Claudio', mezcla historia y mitología en una novela «salpicada de mitos y guiños a la Odisea y la Ilíada, donde los dioses intervienen en los eventos históricos».

Lo explica ante ante los vestigios del muro que alzó el emperador Adriano, al Norte de Inglaterra, «el fin del mundo para Roma», la frontera entre la tierra de los bárbaros y el imperio cuya división evitó Julia. Ante sus ruinas recuerda cómo Severo Augusto y Caracalla, esposo e hijo de Julia, conquistaron toda Britania para retirarse luego «haciendo el 'brexit' al revés». «El territorio no les compensó el esfuerzo militar. No había mucho que ganar; Britania no tenía las minas de oro y plata más ricas del imperio, que estaban en León», explica.

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Enemigos colosales

Si la importancia de alguien se mide por la calidad de sus enemigos, los de Julia fueron colosales. «Se enfrentó antes a cinco emperadores, y se los desayunó. Ahora se enfrenta a las traiciones internas, a una plaga de viruela, y a su enfermedad». Pero el peor, «su gran drama», fue el odio que se tenían sus hijos, Geta y Antonino, llamado Caracalla. Una inquina brutal que acrecentó la muerte de su padre, el emperador Severo Augusto, en Britania en febrero de 211. La familia imperial hacía la guerra en un territorio ingobernable, con tribus como los irreductibles pictos que disputaban el territorio a los romanos. Y allí murió Severo advirtiendo a Julia que sus hijos se matarían entre sí. Y acertó. Geta murió acuchillado por su hermano, pero una Julia «tremendamente pragmática» antepuso a todo la necesidadades del Estado. Cuando Caracalla mata a su hermano, Julia estará al lado del asesino «Si creamos que los políticos de hoy son pragmáticos, al lado de Julia son aficionados. Estaba dispuesta a transgredir cualquier tabú, incluso el incesto, para perpetuar su dinastía en el poder».

Entre crímenes e intrigas la novela se tiñe del negro de la peste. «Galeno, que frenará la viruela, hace autopsias en plan CSI», dice Posteguillo. En el imperio se sabía ya lo suyo de venenos, ponzoñas y pestes, que los romanos utilizaron a menudo como un arma de guerra. «Usaban lo que llamaban la peste, el virus de la viruela más agresiva, para eliminar enemigos. Sabía que la ropa del soldado enfermo la contagiaba, como los cadáveres, y se los lanzaban a los enemigos», explica Posteguillo. «Los romanos fueron pioneros en la guerra biológica», concluye.

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Habían logrado frenar la peste en el sur de Imperio gracias a la pericia de Galeno. «Roma ganó esa batalla y detuvo el brote porque las autoridades imperiales se sometieron a las sanitarias», dice Posteguillo en plena epidemia del coronavirus. «Las crisis sanitarias deben liderarlas las autoridades sanitarias», reivindica el autor, que lamenta «no tener hoy en día a un Galeno con su capacidad de observación: a él el coronavirus le hubiera durado dos tardes».

«No hay muro que aguante el paso y el peso de la historia», explica el escritor ante los restos de la muralla de Adriano, una pétrea cicatriz de 120 kilómetros que cruza la mayor de las islas británicas de costa a costa. «Los movimientos demográficos, la gente, los derriban. Pasó con la Muralla China, con la Muralla Antonina, el Muro de Berlín y pasará con los muros de Trump y de Israel», vaticina. «Todos son incapaces de contener los los movimientos demográficos».

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Teleseries

Si las cosas no se tuercen, veremos la historia de Julia en una serie de televisión, una adaptación en marcha «pero que aún está muy verde», admite Posteguillo, que piensa en Úrsula Corberó como Julia. Más avanzados tiene los guiones para una serie documental 'Corazón del imperio', seis episodios sobre mujeres de la Roma, que Movistar estrenará a finales de año. Además tiene escrito el final de lo que será la primera novela de otra serie sobre Roma que es su proyecto más ambicioso. «Hasta ahora estaba calentando motores», ironiza.

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