Poner la oreja en el otro lado de China

«No sé por qué razón, un día, escuchando las voces de unas personas sentí que el mundo entero, el mundo de los seres humanos, penetraba en mí de forma violenta a través de ellas», cuenta en el epílogo de su libro Lin, que se fue a vivir a la región de Hubei, la misma que está centrando ahora el interés global por ser el epicentro de la epidemia del coronavirus, para captar allí, con cientos de horas de conversaciones, la esencia popular de la China provinciana y femenina.

Utilizando a una narradora ficticia, Mu Zhen, Lin Bai deja que las mujeres se expresen por sí mismas y se levanten ante un mundo que les pone mil y un obstáculos: maridos infieles y ausentes, hijos problemáticos, enfermedades y matrimonios concertados que a veces acaban con el envenenamiento de la novia, que elige la muerte antes que la boda.

Incluso cuando llegan a las grandes ciudades, la situación de estas mujeres no mejora. Allí se ven sometidas a los abusos, se les introduce en la prostitución y se les esclaviza laboralmente. Y su drama supera cualquier imaginación con el asesinato masivo de niños para cumplir la política de hijo único, que estuvo vigente en China entre 1979 y 2015.

Lin, ella misma una autora urbana, da voz a la mayoría silenciosa de un país, normalmente tapada por el rápido y a veces estrepitoso avance de una nación que ha antepuesto el crecimiento a cualquier condicionante ético. Escritora vanguardista reconocida por su modo de abordar asuntos incómodos para su Gobierno como la homosexualidad y el papel de las mujeres, Lin es una de las autoras que mejor ha retratado la China post-Mao.