![Macarena Trigo presenta 'Como Puedo' el jueves en la Librería tula Varona](https://s3.ppllstatics.com/leonoticias/www/multimedia/202211/07/media/cortadas/IMG-20220901-WA0012-k0XC-U1806341413250FH-1248x770@Leonoticias.jpg)
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Macarena Trigo presenta 'Como Puedo' el jueves en la Librería tula Varona.
La autora estará acompañada por la leonesa Violeta Serrano, escritora, periodista y docente universitaria. Coordina el Máster de «Edición y Gestión editorial» del Grupo Planeta en la Universidad Internacional de Valencia-VIU donde también es profesora de «Creación de Personaje» en el Máster de Creación Literaria y de Creatividad Personal en la Escritura.
Macarena Trigo es actriz, directora de teatro, poeta, Licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Historia del Arte y Comunicación Audiovisual, reside en Buenos Aires desde 2005. Forma parte del equipo creativo de La omisión de la familia Coleman, de Claudio Tolcachir, donde trabajó como asistente de dirección y actriz. Desde 2016 integra la compañía hispanoargentina Si la Luna.
Visita España después de varios años para presentar 'Como puedo', libro autobiográfico donde ofrece el singular testimonio de quien creció tutelada por el Sistema de Protección de Menores y encontró en la literatura y el teatro un ámbito de resistencia signado por la creación.
Macarena Trigo ha escrito una novela llamada a perdurar, un testimonio radiante que se confabula como una profecía de la memoria: no se trata de descifrar los recuerdos, sino de predecir en qué se convertirán. Su materia es la de las ruinas, y, como las ruinas, nos habla del tiempo, ese animal bondadoso que nos aleja del principio y del caos, de la infancia y sus miserias; en definitiva: del pozo al que —cuando conseguimos abandonarlo— llamamos pasado.
Esta es una novela autobiográfica que comienza en una sala de montaje. La habitación permanece en penumbra, excepto por el monitor donde se va componiendo la cinta, una pantalla que, más que iluminar, solidifica las sombras. A medida que cada retal va encontrando su secuencia, comprendemos que la autora no tiene intención de confesarse, sino que trata de dibujar una boca sobre la superficie de sus miedos para darles la palabra. Después, abrirá dos cuencas y colocará sus ojos sobre ellas para mirar al otro lado, para saber qué temen los fantasmas, aunque eso signifique reconocer que el rostro de nuestros miedos es idéntico al nuestro. Entonces, donde el instinto nos dice que debemos huir, la literatura empuja a la autora, como al montador de una película, a regresar, a rebobinar, a congelar la imagen. Hasta que un día ve en el reflejo de la pantalla, como en un espejo, su rostro, que no es el de antes, que ya no es el de sus miedos: envejecer es acercarse a la muerte, pero también es salvarse. Ignacio Abad
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