Borrar
Fotografía de Santiago Gil Imagen realizada por Ángel Medina
Santiago Gil García: palabras de arena y sal

Santiago Gil García: palabras de arena y sal

«Saldré a caminar y a contar lo que veo, lo que sueño y lo que intuyo. Siempre estaré en manos del periodismo porque permite empezar cada día como lo que realmente es cada nuevo día: una aventura que uno tiene que seguir contando y eso, para los que somos incensantes buscadores de nuevas emociones y nuevos retos, es un regalo que jamás aburre… Pero luego está lo que se sueña o se intuye, y ahí es donde aparece la literatura, para que uno pueda salir de la verdad y cambiar o retocar todo aquello que mira»

Dice el arquitecto italiano Renzo Piano que «la ciudad se hace por sí sola». Únicamente es necesario escuchar el lamento de sus historias para darnos cuenta de que localidades como Guía, Agaete, Londres, Dublín o Madrid hicieron a Santiago Gil García periodista y escritor. «Escribo ... porque no tengo más remedio, es una necesidad. Venimos de la nada y vamos hacia otra nada desconocida. A lo largo de ese camino nos enamoramos, nos bañamos en el mar, aprendemos de los golpes cotidianos, nos aburrimos y andamos constantemente dudando entre si esto es un paraíso o un infierno». O quizás la vida solo sea una herida, transformada en arte, como lo avalan sus más de treinta títulos, entre los que destacan: Los años baldíos (2004), Por si amanece y no me encuentras (2005), Las derrotas cotidianas (2010), Los suplentes (2010), El motín de Arucas (2010), Sentados (2011), Queridos Reyes Magos (2011), Yo debería estar muerto (2011), El destino de las palabras (2013), La costa de los ausentes (2016), Gracias por el tiempo (2017), Mediodía eterno, Premio Internacional de Novela Benito Pérez Galdós en 2020 o la reciente novela, Secuestros literarios, de 2022, publicada por la editorial Siete Islas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

leonoticias Santiago Gil García: palabras de arena y sal