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El narrador madrileño Rafael Salmerón comenzó su andadura en el mundo de la literatura como ilustrador, pero la vocación de «contador de historias» pronto llamó a su puerta. Desde la serie infantil Beltrán el erizo, (Planetalector, 2010), que escribió junto a su madre, Concha ... López Nárvaez, destacan en su trayectoria más de veinticinco titulados publicados, entre los que se encuentran: Cuentos y leyendas de la época de las pirámides, El fuego de los pastores, El silencio del asesino, Milú, un perro en desgracia, La bruja marioneta, El regreso de Drácula, No me mires, musaraña, (Premio Lazarillo de Creación Literaria, 2017) o La rama seca del cerezo, (Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil 2021, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2022 y Premio Fundación Cuatrogatos 2022). Historias emocionantes, divertidas y tristes. Historias de aventuras, de amor, de guerra, de amistad, de denuncia y, sobre todo, de esperanza. Historias de vida, en definitiva, que ahondan en los problemas sociales a los que se enfrentan nuestros adolescentes. Con ellos, y en nuestras aulas, conversó, una mañana de primavera, Rafael Salmerón.
- «Para mi padre, que siempre creyó en mí y en esta historia, y que no tuvo tiempo de verla convertida en lo que ahora es». Con esta emotiva dedicatoria, comienza un relato, que ha cosechado numerosos reconocimientos. ¿Cuál es el secreto de La rama seca del cerezo?
Supongo que tiene que ver con mi manera de escribir para jóvenes, que se traduce en abordar, de manera cercana y con rigor, temas serios, incluso duros, que muchas veces los adultos intentamos obviar, porque hay cierta tendencia a infantilizarlos. Además, en la novela se combinan tres elementos poco habituales: un problema que puede resultar común, como el acoso, un trasfondo histórico interesante y un lenguaje muy poético.
- Ambientada en Japón, la novela abarca dos épocas diferentes: la Hiroshima de 1945, antes del estallido de la bomba atómica, y la Hiroshima actual, donde la vida de Sakura, una adolescente con una deformidad en la mano, cambia cuando se cruza con el pequeño Tetsuo y con un anciano que sobrevivió al bombardeo. ¿Cómo surgió La rama seca del cerezo y cómo fue su proceso creativo?
La obra surge en el año 2011, tras la catástrofe de Fukushima. Siempre había querido escribir algo sobre Japón, pero, en ese momento, no tenía una idea importante detrás. Recuerdo que vi un documental, que hacía un paralelismo entre lo que pasó en Fukushima e Hiroshima, en el que aparecía una imagen, en Hiroshima, de una persona de la que solo había quedado una sombra en la pared después de la tragedia. Ahí encontré la primera pieza del puzzle, que me ayudó a construir un paralelismo con ambos acontecimientos.
- ¿Y los personajes?
Precisamente de esa visión, de la que hablábamos antes, nacen mis personajes. Cuando los vas formando, cobran vida, entonces les preguntas y les dejo que me cuenten. Si hay una adolescente con una malformación en la mano, lo primero que hago es intentar ponerme en su piel y pensar en cuál sería mi situación, cómo me relacionaría con mi familia, con mi entorno… Es un proceso de ir encajando todas las piezas. Cuando comencé a escribir esta historia mi objetivo era que, a través de tres personajes que, en principio, no tenían nada que ver, pudiera mostrar cómo nuestros actos y nuestras decisiones, aún las más insignificantes, influyen en las vidas de los demás. Mostrar que, en un mundo en constante cambio, cada vez más complejo, todos estamos conectados, que no estamos solos.
- ¿Cuánto hay de ti en ellos?
Como escritor, siempre pongo algo de mí mismo en cada uno de los personajes de una novela, sin embargo, en La rama seca del cerezo, este reflejo es mucho más difuso. O está más dividido. Podría decirse que he prestado partes de mi alma a Sakura, a Tetsuo y al señor Utada.
- ¿Cómo se adapta nuestra forma de escribir a una cultura tan contenida, tan sutil, como la japonesa?
Al principio, frenar determinados impulsos narrativos y tener que poner el foco en aspectos aparentemente irrelevantes o en esos pequeños detalles de la trama principal, me ha resultado una tarea sumamente difícil. Sin embargo, una vez que he comenzado a dejarme llevar por esa nueva manera de escribir y de vivir me ha resultado muy natural ir contando la historia, sin grandilocuencias, sin estridencias, permitiendo que los pequeños actos, los silencios y los detalles hicieran el trabajo.
- En la novela no solo se alude a la amistad o a la capacidad de aceptarse a uno mismo, sino también la necesidad de perdonar y perdonarse. ¿Resulta esto último lo más difícil?
Sin duda. Uno de los retos más importantes a los que nos enfrentamos como seres humanos es el hecho de mirarnos al espejo cada mañana y, a pesar de todos nuestros fallos, ser capaces de aprender a querer el reflejo que nos devuelve. Saber quiénes somos y, por ello, ser capaces de ver realmente al otro, es el eje que vertebra la novela. A partir de ahí, cuando los tres personajes se sinceran y explicitan sus miedos y odios todo alcanza una dimensión diferente. El secreto está en aceptarse y aprender a vivir sin culpa ni temor. El pasado está a la vuelta de la esquina, pero ellos tienen la libertad de aferrarse a él o de seguir adelante.
- En este sentido, ¿hasta qué punto es importante para ti transmitir un mensaje de esperanza en tus libros?
Para mí, es fundamental. Creo que las cosas pueden ir mal, pero siempre hay algo que merece la pena. Pienso que la oscuridad absoluta es muy difícil de mantener. Tienes una habitación con muchas ventanas y, para conseguir la oscuridad, tienes que cerrarlas del todo. Sin embargo, para terminar con esa oscuridad absoluta solo tienes que abrir una pequeña rendija.
El resultado es una historia de superación, de amistad y valentía, valores que convierten la obra en una lectura enriquecedora, en un hermosa lección de Historia, que nos llega al corazón. «Vivir. Tal vez no resulte tan difícil»… Quizás, solo se trate, estimados lectores de leonoticias, de «esperar en calma a que todo vaya transcurriendo, sin cargarse las espaldas con demasiado peso. Comerse el cuenco de arroz grano a grano. Una florecilla brota en la rama seca del cerezo».
- La rama seca del cerezo. Rafael Salmerón. Editorial Anaya. 2021. 176 páginas.
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