El escritor leonés José María Merino, en una imagen de archivo. Ángel de Antonio

José María Merino presenta 'La novela posible': «La novela refleja mi actitud en la pandemia»

La última novela del escritor leonés se desarrolla en dos tiempos, la actualidad y el siglo XVI, cuyos capítulos están dedicados por completo a los principales episodios de la vida de la artista de Cremona Sofonisba Anguissola

Karina Sainz Borgo

Madrid | León

Martes, 26 de abril 2022, 10:19

Si en 'Musa décima' una mujer enferma de un cáncer incurable escribía la biografía de la poeta Olivia Sabuco, ahora, en 'La novela posible' (Alfaguara), de José María Merino (leonés de adopción y sentimiento, gallego de cuna), será una bibliotecaria la que recupere la ... vida de la pintora del Renacimiento Sofonisba Anguissola, la italiana que conoció a Miguel Ángel y formó parte de la corte de Felipe II, al que retrató en 1565 y cuyo lienzo puede verse en el Museo del Prado.

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La nueva novela de José María Merino se desarrolla en dos tiempos. De manera simultánea, se alternan la actualidad, reflejada en el dietario de un narrador durante el confinamiento del año 2020 y su mirada sobre una bibliotecaria que investiga la biografía de Sofonisba, y el siglo XVI, cuyos capítulos están dedicados por completo a los principales episodios de la vida de la artista de Cremona: su infancia, su paso por Roma, Milán y España, así como sus días en la corte y los años de su vejez.

En estas páginas Merino mezcla la realidad y la ficción, la biografía con la autobiografía, y la literatura con el arte, pero, sobre todo, da un paso más en la indagación que el escritor expuso en su discurso de ingreso en la RAE, en 2008 y en el que describía la ficción como una forma de verdad.

Premio Nacional de las Letras del año 2021, Merino ha escrito novelas, relato breve y ensayo. Su obra es un corpus en el que todo está sujeto por el lenguaje y la imaginación, así lo ha demostrado en sus 'Cuentos del reino secreto', también en el ensayo y las novelas, entre las que destacan sus trilogías sobre América y el Mito.

Merino presenta este miércoles en la Real Academia Española, acompañado de Ángeles Encinar, una obra que rememora acontecimientos de enorme valor narrativo. El escritor leonés responde en la antesala de la presentación y en Abc a los sentimientos previos a la puesta de largo.

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—¿Los personajes de esta historia indagan en Sofonisba Anguissola para hacerlo dentro de sí mismos?

—La triangularidad de la novela refleja mi actitud en la pandemia. En el confinamiento retomé la vida de Sofonisba, un personaje que me había interesado siempre. Usé ese encierro para aplacar algunas curiosidades, entre ellas, la que me provocaba la vida de esta artista.

—'La novela posible' es el resultante de sus partes ¿Tres novelas simultáneas?

—Hice tres piezas: la novela de Sofonisba, el diario de confinamiento y terapia de Teresa, la bibliotecaria. Las dispuse en capítulos alternativos que me permitieran vincularlos a los tres personajes principales. 'La novela posible' es el resultado de las otras tres juntas.

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—¿Aún piensa que conocemos mejor a los personajes de ficción?

—Hay personas que no acabas de conocer del todo en la vida real, en cambio en la ficción sí. En 'Fortunata y Jacinta' acabas conociendo a todos de una manera increíble: las actitudes, los sentimientos, las ideas, sus ropas, lo que aman, lo que odian...

—¿Hay reparación en las heroínas de sus últimas novelas?

—Es sorprendente que pasen los años, haya un retrato como el del Felipe II y que nadie sepa que está hecho por Sofonisba Anguissola. También se piensa ahora que 'La dama Armiño', atribuida al Greco, es suya. Yo no he pretendido un desagravio. La vida de Sofonisba me pareció interesante, como también la de su padre, ese hombre cariñoso que utiliza a su hija para darle fuerza a la familia y cómo esa muchacha se adapta tan bien a todo loq ue debe enfrentar.

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—El padre de la italiana, todo sea dicho, era algo más generoso que el de Oliva Sabuco.

—Sin duda. El padre de Olivia le quiso robar el libro; el de Sofonisba intenta ayudarla y hace lo posible para que su hija se abra camino.

—Felipe II aparece en esta novela como epicentro cultural de su época. ¿Otro desagravio acaso?

—En este país Felipe II tiene muy mala imagen, pero si lees las cartas a sus hijas no parecen escritas en el siglo XVII sino en el XXI: cómo las trataba, cómo les traía cosas de América, y se interesaba por su formación. Era un ser peculiar, es cierto: era muy dogmático en materia religiosa, pero era culto y sensible. Su colección de pintura es impresionante. Construye El Escorial, que es la madre y génesis de los rascacielos. Felipe II tiene un sentido moderno del arte y la cultura,

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—Sofonisba conoció a Miguel Ángel, Vasari y Van Dyck también. Todos alabaron su trabajo.

—En ese mundo azaroso la mandan a España, a la corte de Felipe II como parte del séquito de Isabel de Valois y se adapta muy bien a todo incluso. Probablemente, tuvo cataratas. Pasó 30 años de su vida sin poder ver correctamente y por tanto sin pintar. Cuando Van Dyck la conoce refleja una anciana muy abierta. No hay nada que no esté documentado.

—Registra el día a día de la pandemia, desde cifras de fallecidos hasta los aplausos.

—Esa parte del libro respeta exactamente la vida que hacíamos mi mujer y yo en el confinamiento. Me parecía un documento interesante y que podía añadir interés a la ocupación del escritor, y su fisgoneo de lo que pueda hacer la vecina de abajo.

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—En el confinamiento se inventaron un montón de palabras, 'desescalar' por ejemplo. ¿Usamos peor el lenguaje después de pandemia?

—No pasa nada con que inventemos una o dos, porque las palabras tienen una vida particular. Desaparecen por sí solas. Hay palabras absurdas, que no se sabe cómo entran en el lenguaje, pero que acaban perdiéndose por falta de eso. Me apetecía incluir en ese dietario del confinamiento que aparece en la novela las reuniones virtuales de la RAE, porque pertenecía a mis ocupaciones y preocupaciones.

—¿Cómo ve ahora el debate del lenguaje inclusivo?

—Primero hay que cambiar la realidad. No se puede cambiar la realidad desde la lengua. Feminizar todo no tiene sentido. ¿Qué vamos a decir? ¿Brazo y braza? Otra cosa es el machismo, contra eso sí que hay que luchar. Nuestra lengua es muy rica y no es en absoluto machista.

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—Su trilogía de la conquista ocurre en América. ¿Qué piensa de la manía con la reescritura de la historia, el derribo de estatuas?

—Detrás de eso hay una gran manipulación, hay dos grandes imperios en la humanidad, el romano y el español. Los romanos fueron a los sitios para quedarse, hay que ver el acueducto. Los españoles hicieron lo mismo, fueron a quedarse. Cuando surge esta especie de hispanofobia, hay que invitar a ver los libros de castas para ver cómo nos mezclamos. Eso se ve en la preciosa mezcla del lenguaje.

—¿El Estado español se avergüenza de su historia?

—¡Qué le vamos a hacer! Es una estupidez, los españoles no tenemos por qué estar avergonzados de habernos instalado en América para relacionarnos íntimamente. En Norteamérica, donde se manifiesta también la hispanofobia, quienes acabaron con los indios fueron ellos. ¿De qué me hablan? La conquista española es lo que es. Cuando Cortés conquista México está ayudado por los propios pueblos.

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