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El caso de La Manada fue un punto de inflexión en la lucha del feminismo en España y también la espoleta para reflexiones individuales como la que emprendió Javi Royo (conocido en el mundo de la ilustración como Javirroyo). «Me indignó que se dijera ... que la víctima tenía una parte de culpa y el tratamiento que le dio la justicia», recuerda este diseñador gráfico (Zaragoza, 1972), que publica 'Homo Machus. De animales a hombres' (Lumen), un libro ilustrado que reflexiona, desde la ironía y el humor, pero también con mucha intención, sobre los roles masculinos en el siglo XXI.
La primigenia indignación tras la sentencia de La Manada dio paso a un experimento acientífico, pero muy interesante. Javirroyo colgó en sus redes sociales una viñeta en la que pedía a sus seguidoras que le contasen situaciones de abuso que hubieran sufrido. En apenas 24 horas recibió 300 mensajes, en los que muchas mujeres incluso le confesaban que nunca habían hablado con nadie del acoso que habían padecido, y el ilustrador descubrió entonces la dimensión de un problema que, como hombre, le planteó muchas preguntas. «Nosotros también somos víctimas. Somos víctimas del patrón de macho que nos han enseñado desde pequeños. Mientras las mujeres cambian, nosotros permanecemos en el mismo lugar», explica Javirroyo.
Y es que en el libro sobrevuela la necesidad de modificar las bases de la masculinidad. En sus dibujos el lector se enfrenta a la vergüenza de reír una broma machista, entiende el miedo de las mujeres a entrar en un portal oscuro o se mira en el espejo de su herencia machista. «Tenemos que ponernos las pilas, hablar con las mujeres y mostrar empatía. Y si nos equivocamos, también tenemos que saber que no pasa nada», cuenta este creador, que ha colaborado en fanzines, revistas y libros con sus ilustraciones.
«No existe una ducha por la que uno pueda pasar y así dejar de ser machista. Hay que cambiar las actitudes cotidianas hacia las mujeres y huir del enfrentamiento con el objetivo de que vayamos comprendiendo lo que ocurre en el otro lado y poniéndonos de su lado», afirma Javirroyo, que reclama a los hombres apropiarse también del término «feminismo». «En un primer momento, esta palabra nos da miedo, pero tenemos que conseguir hacerla nuestra», continúa.
Entiende Javirroyo que su libro pueda recibir críticas desde todas las trincheras. «Seguro que hay alguna lectora que me dice que por qué me atrevo a hablar sobre las mujeres, y lo entiendo. Pero a mí me interesa indagar en el punto de vista de los hombres y lo que yo pretendo es que nosotros podamos aplicar el feminismo en nuestro día a día», asevera.
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