Paula rosas
París
Viernes, 3 de enero 2020, 19:55
Se acostaba con niñas y niños de hasta 11 años y describía sus encuentros sexuales en sus libros. Nadie se escandalizaba. Al contrario, la intelectualidad francesa de la época le reía las gracias en televisión, en la crítica y en los corrillos literarios.
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Eran los ... años 60 y 70, en los que el sexo con una niña de 14 años se consideraba una «conquista». Esa es la edad que tenía Vanessa Springora cuando mantuvo una relación con el escritor Gabriel Matzneff, que entonces contaba con 50 años.
Su experiencia y las secuelas que le dejó aquella desigual relación las recoge Springora en 'Le consentement' (El consentimiento), un libro que llegó esta semana a las librerías, que ha reabierto en Francia el debate sobre la pederastia y que ha motivado al fiscal de la República, Rémy Heitz, a abrir una investigación contra Matzneff por «violaciones sobre una menor».
Los hechos sucedieron hace 33 años por lo que, según la legislación en vigor en Francia, habrían prescrito. Pero el Ministerio Público ha decidido investigarlos para, asimismo, «identificar a todas las otras víctimas eventuales que hayan podido sufrir infracciones de la misma naturaleza en el territorio nacional o en el extranjero», según señala el comunicado firmado por Rémy Heitz.
No era ningún secreto el gusto por 'Los menores de 16 años' de Matzneff, que hoy cuenta con 83 años, como él mismo desveló en un ensayo publicado en 1974 con ese mismo título ('Les moins de seize ans'). El autor reivindicaba para sí el título de pederasta que definía, sin el menor atisbo de culpabilidad, como «amante de los niños». No en vano, este pederasta de libro y de facto relató en numerosas ocasiones sus viajes de turismo sexual a Asia para mantener relaciones con «chicos jóvenes».
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Durante décadas, la sociedad y la justicia francesas miraron hacia otro lado, y el mundillo literario incluso recompensó al controvertido escritor con el prestigioso premio Renaudot en 2013. Hasta que apareció 'Le Consentement', el libro de Spingora cuyo título hace referencia a la edad de consentimiento legal, que en Francia no existe.
Springora relata cómo cuando era una cría fue seducida por el maduro escritor, que tenía 36 años más que ella, y cómo nadie en su entorno intentó frenar la relación. Ni siquiera su madre, que incluso se apenó de que finalizara.
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La autora ha denunciado ahora las «disfunciones» de las instituciones francesas y la «hipocresía de toda una época», de quienes no impidieron que se produjeran encuentros de ese tipo. «A los 14 años no se espera que un tipo de 50 años venga a esperarnos a la salida del colegio, que vayamos a un hotel con él ni encontrarnos en su cama con su pene en la boca a la hora de la merienda», denuncia en el estremecedor libro Springora que, ahora sí, en la era del #MeToo, ha generado un gran debate en la sociedad francesa.
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