Al contrario que en Reino Unido, donde existe una larga tradición de hispanistas, no hay entre los estudiosos españoles una vocación especial por profundizar en los secretos del país de Churchill, los Beatles e Isabel II. El historiador y periodista hispanobritánico Tom Burns Marañón, antiguo ... corresponsal del Financial Times y del Washington Post, entre otros medios, aspira a cerrar parte de esa brecha con 'Historia mínima del Reino Unido' (Turner), un tratado para entender una nación que, como demuestra el 'brexit', conserva el sentimiento de la excepcionalidad.
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-¿Qué significa la excepcionalidad británica?
-Para comprenderlo, habría que remontarse hasta el siglo XVI, el de los Tudores, porque ahí cambia todo. Hasta ese momento todos los reyes ingleses estaban con el ojo puesto en sus posesiones en Francia, pero cuando llegan los Tudores, se instala en Inglaterra una dinastia sin vínculos con la Europa continental y comienza a hacerse una política realmente nacional, tanto que rompen con Roma y crean su propia iglesia, la anglicana. El excepcionalismo inglés se entiende mejor si pensamos en la ruptura con Roma. Desde ahí, Inglaterra y luego el Reino Unido se relacionan de manera distinta con el continente. Inglaterra abre el camino del parlamentarismo de espaldas a Europa y eso se consolida después con el imperio británico, fruto de una sociedad civil que se siente fuerte por la tolerancia y los avances políticos. La extraordinaria exposición de Londres en 1851 fue el Silicon Valley de la época, todo estaba concentrado en aquella isla.
-Reino Unido gana las dos guerras mundiales y sin embargo, no parece satisfecho con los resultados de las victorias.
-Gana la Primera Guerra Mundial, pero Kipling escribe en la tumba de su hijo, fallecido en ese conflicto: «Si alguien pregunta por qué morimos / di que nuestros padres mintieron». Y gana también la segunda, pero muy poco después, en 1947, se independiza la India, la joya del Imperio Británico, y después todas las posesiones de África arrían la bandera. Todos los países perdieron sus imperios progresivamente, pero Reino Unido deja de ser un poder imperial de una manera rapidísima. Pese a ello, mantiene en el tiempo una rémora de ese poder imperial que no le ayuda a integrarse en Europa. Perder el imperio en tan poco tiempo ofusca su política exterior. Confía en la relación especial con Estados Unidos, que es bastante ficticia, y cuando pierde Suez quiere entrar en Europa, pero se encuentra con De Gaulle, que tenía razón en desconfiar de los británicos porque veían la comunidad europea como un mercado de libre comercio, pero no como un camino hacia la federalización de Europa. Es muy importante recordar que los británicos se ven a sí mismos como precursores de las libertades políticas, creen que pueden estar bien solos, que han vencido solos a Napoleón y a Hitler, que desde 1066 nadie ha invadido su territorio.
-¿Comprenderá Reino Unido que su futuro en el mundo es el de una potencia media?
-El futuro de Reino Unido consistirá en que entienda eso. Pero no hay que olvidar que es una potencia nuclear, con sillón permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, posee la lingua franca mundial, tiene un potencial enorme en el 'soft power' (canciones, cine) y respecto a Estados Unidos, sin tener una relación especial, sí que son más escuchados que el resto.
-¿Boris Johnson será un primer ministro efímero o perdurará?
-Boris Johnson es causa, síntoma y consecuencia del 'brexit'. Es una persona con una profunda cultura, gran conocedor de los clásicos y de las culturas antiguas, que prefiere a los griegos que a los romanos. Margaret Thatcher fue una primera ministra transformadora, Tony Blair lo fue y Johnson también lo es. Dejará huella.
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-La monarquía continúa siendo una institución venerada, pero Isabel II tiene ya 95 años.
-La Reina está avisando de que no es eterna, pero la Corona británica está muy consolidada. Los ingleses son muy sentimentales y admiran la Corona. El reinado de Isabel II ha sido excepcional, ha dado ejemplo de hacer las cosas bien, de saber estar. Transmite compasión, pero mantiene la majestuosidad, el misterio de la Corona. Es una mujer que conoce su lugar, la mejor reina de la historia de Reino Unido. Ha presidido la pérdida del imperio y ha sido la presencia tranquila en un tiempo de cambio. Es un símbolo de permanencia.
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