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A. CUBILLAS
León
Domingo, 11 de febrero 2018, 10:39
Marta del Castillo, Isabel Carrasco, Asunta Basterra, Denise Pikka Thiem, Madeleine McCann, Ruth y José Bretón. Detrás de cada uno de estos nombres se esconde un brutal crimen que conmocionó y dejo sin respiración a la sociedad española. Nombres que resuenan en la memoria de una generación que aún se pregunta el porqué. Interrogante al que, para la mayoría, resulta imposible dar respuesta porque, ¿cómo se puede explicar la máxima expresión de crueldad?, ¿qué podría justificar un acto que deshumaniza a la sociedad?
La respuesta a todas esas preguntas está en la criminología, ciencia en la que la televisión ha hecho experta a la sociedad, y que pone el foco en estudiar en la conducta antisocial que empuja a cometer un crimen, atendiendo a factores psicológicos, sociológicos y biológicos.
Trasgresores sexuales, asesinos en series, psicópatas o sociópatas son algunas de las etiquetas que permiten dar explicación a auténticos sinsentidos. Sin embargo, en ocasiones, detrás de esos asesinos tan sólo se esconde la maldad, la banalidad del mal. Porque quién persigue hacer daño siempre encuentra un pretexto, sin que sea necesario padecer un desorden de identidad, ser un psicópata o un sociópata para cometer actos atroces. Al fin de cuentas, “todo el mundo tiene un lobo dormido dentro”.
Es el fruto de años de análisis, al mínimo detalle, del leonés Ricardo Magaz, policía retirado, escritor, tertuliano, profesor de Universidad y presidente de la Sociedad Científica Española de Criminología, que ha puesto la lupa en los ejecutores de los crímenes más sonados del país en la última década años y que ahora recopila en su libro ‘Crónicas del nueve parabellum’.
La munición más habitual en armas cortas da nombre a este cuaderno de bitácora, donde este criminólogo vuelca historias y casos que ha vivido y examinado en primera línea a través de artículos, tribunas, columnas, análisis, prólogos y argumentarlos que ha publicado en los medios de comunicación y que ofrecen una “visión particular, personal y profesional” de la delincuencia en la España del género negro en los últimos diez años.
Una época en la que ha habido un descenso de la criminalidad no así la sensación. La gran difusión mediática ha generado una alarma social, principalmente, ante casos en los que se ven implicados menores. Magaz entiende que “todo hecho, merece ser dicho”, eso sí, “convenientemente dicho”.
«Los malos siempre van por delante y más en materia de nuevas tecnologías, pero al igual que ellos se reciclan, las fuerzas policiales y militares están llevando a cabo una reconversión para estar a la altura de los ciberdelitos»
«La notoriedad mediática de algunos crímenes puede dar la sensación de una gran inseguridad cuando no es así. El problema es cuando hay programas que intentan sobredimensionar los casos, como el de Diana Quer, alargándolo en el tiempo cuando no había novedades»
«Todo es mejorable y siempre hay que aplicar la teoría de la lección aprendida. Pero España es un país seguro con en torno a 300 homicidios al año, la misma cifra de muertos que se registra en algunos países de Latinoamérica en dos semanas»
Y, ahí precisamente, radica el problema y el error de los algunos de medios de comunicación, como fue con el caso de Diana Quer, que fue protagonista durante una franja horaria durante todo un año a pesar de la inexistencia de novedades o datos relevantes, lo que generó una sobredimensión del caso.
Lo mismo ocurre con las películas o series de ficción que, a su juicio, están frivolizando la delincuencia, principalmente entorno al narcotráfico, sin ser conscientes que detrás no sólo se esconde el hecho delictivo sino los enfermos drogodependientes.
“Tenemos experiencias muy ruinosas, en un país lleno de ‘yonkis’ y cadáveres andantes”, relata Magaz, que alerta del emergente crecimiento de consumo de heroína en España, al presentar una nueva forma de consumo que evita la inyección y la trasmisión del sida. “Los jóvenes no se dan cuenta del peligro y están frivolizando con una droga durísima que ha vuelto con mucha fuerza”, apostilló el escritor.
Bajo el epígrafe ‘¿Plata o plomo?’, Magaz dedica un capítulo a la serie y posterior mitificación que se realizó del colombiano Pablo Escobar, sin ser conscientes de la verdadera dimensión del narcotráfico que, “en ocasiones se convierte en mafias que echan pulsos a los estados y, a través de la corrupción, llegan a la política”. Habla desde el conocimiento, dado que buen parte de su trayectoria profesional se desarrolló en el estrecho de Gibraltar, donde el narcotráfico, el yihadismo y las pateras se han convertido en las máximas amenazas en la actualidad.
Precisamente, apunta Magaz, los ‘narcos’ han encontrado en las nuevas tecnologías un nuevo filón, concretamente con las drogas de diseño. Es una muestra del auge del ‘ciberdelito’, que han obligado a las fuerzas políticas y militares a reconvertirse para atajar este nuevo modelo de delincuencia.
Un reto que encaran siendo conscientes de que los malos siempre van por delante. “Puede parecer una frase hecha pero es real y más aún en las nuevas tecnologías. Pero al igual que los malos se reciclan, los cuerpos policiales cuentan con grupos especializados que están a la altura de las nuevas circunstancias”.
Reconversión que, en buena parte, permite a España ser un “país seguro” con una baja tasa de criminalidad, con 300 homicidios al año, frente a países de Latinoamérica, donde esa cifra se registra en apenas 15 días. En cualquier caso, Magaz entiende que todo es mejorable, también la labor policial, siempre teniendo presente la teoría de la “lección aprendida y que los fallos hay que superarlos”.
Una labor, principalmente en materia de investigación, que han resultado clave, con mayor o menor celeridad, para esclarecer los crímenes más sonados en esta última década. Especial atención le centra al “magnicidio” de Isabel Carrasco, la que fuera presidenta del PP de León y asesinada a plena luz del día por la madre de una trabajadora de la Diputación.
Un crimen “sicarial”, que escondía un “odio visceral y mortificante”, escrito en femenino con cuatro mujeres implicadas y una elevada implicación policial. Ingredientes que atraparon a este experto, que le dedica doce capítulos y que, desde la distancia, se muestra convencido de que se hizo justicia, con algunos flecos, como la todavía misteriosa desaparición del abogado de la policía Raquel Gago o el fallo en la formulación de la pregunta 69.
Justicia la que se hizo también en el juicio por la peregrina estadounidense Denise PIkka, un crimen que manchó de sangre el Camino de Santiago, en el que intercedió en primera persona el senador de los Estados Unidos John McCain y con el que Magaz concluye un apasionante libro en el que aborda asuntos tan de actualidad como el robo de niños en España, los burdeles, las violaciones, el yihadismo, el terrorismo y la corrupción policial, entre otros.
‘Crónicas del nueve parabellum’ se trata, en definitiva, de un repaso a la crónica negra de la España de la última década a la que ha asistido como un testigo silencioso Ricardo Magaz, que ahora intenta dar respuesta al porqué ‘El Chicle’ acabó con la vida de Diana Quer mientras, en paralelo, se posiciona al lado del padre de la joven así como del de Marta del Castillo, porque se muestra tajante al afirmar que “no se puede dejar en libertad a un lobo depredador, a un violador o a un asesino porque haya dejado de delinquir durante los 25 años de ingreso en prisión”.
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