El Club Xeitu acaba de publicar un nuevo libro, 'Baudilio Riesco, Memorias de un maestro babiano socialista exiliado'. Un nombre desconocido en el presente que, sin embargo, fue más que conocido en el primer tercio del siglo XX tanto en su comarca natal como en la provincia.
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El libro ha sido elaborado con el original de las memorias que hace casi medio siglo dejó escritas su autor y que sus descendientes entregaron hace algunos años en México a Víctor del Reguero, que se ha ocupado de la edición crítica con Wenceslao Álvarez Oblanca.
El volumen, con 188 páginas, recorre el relato de la travesía vital de su autor y protagonista, que comparte recuerdos y avatares tanto en primera persona como de otros personajes. Desde las tareas agrícolas y ganaderas de su infancia en Babia, con sus primeros pasos como maestro en Candemuela y Torrebarrio, o su etapa al frente de la escuela de Sabero, cuando esta localidad estaba en pleno auge con la minería del carbón, el libro recupera no solo la voz sino la figura de uno de los grandes olvidados contemporáneos leoneses.
Nacido en 1901 en Pinos, un pequeño pueblo al abrigo de Peña Ubiña, en el corazón de Babia, Baudilio Riesco Álvarez fue siendo casi un niño uno de los famosos «maestros babianos» que, sin tener título de tal, ejercieron en las escuelas de las cabeceras de Asturias que no contaban con docentes oficiales.
Luego, tras estudiar la carrera de Magisterio en León, desempeñaría clases en la Escuela de Sierra Pambley de Villablino y varios lugares de Asturias y León. El más conocido fue el pueblo minero de Sabero, en cuya escuela permanecería seis cursos, entre 1930 y 1936.
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Con un fuerte compromiso político, miembro del PSOE y uno de los fundadores de la Federación Estatal de Trabajadores de la Enseñanza (FETE) en la provincia de León, Baudilio Riesco tuvo una continua presencia durante la etapa republicana, como propagandista en actos políticos y sindicales y a través de artículos y polémicas en la prensa.
Detenido y preso tras los sucesos revolucionarios de octubre de 1934, los malos tratos sufridos llevaron a darle por muerto y su caso tuvo una trascendencia nacional, dentro de la denuncia que por estos se presentó en las cortes por el diputado republicano Félix Gordón Ordás.
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En 1936, con el golpe militar, se evadió a Asturias, donde en plena Guerra Civil sería primero maestro en el concejo de Aller y luego comisario político de un batallón, el 215, destacado en el frente de Oviedo. Luego pasaría a Cataluña, donde también se ocuparía como docente en Gerona y Barcelona y como mando militar en el frente del Ebro, hasta el final de la contienda.
Tras pasar por los campos de concentración de refugiados de Francia, embarcaría en el vapor «Mexique», llegando al país que acogió el mayor contingente de republicanos españoles en el verano de 1939, con otros conocidos leoneses y babianos, entre ellos los hermanos García-Lorenzana. Allí iba a hacer la segunda parte de su vida, formando su familia y siendo uno de los primeros profesores del Colegio Madrid, fundado en 1941 por el colectivo de exiliados.
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