El creador del mito de Genarín lee en la Biblioteca Leonesa

Una deuda con la historia saldada y el deseo de un poeta y de su familia cumplido tras años de espera. El retrato del padre literario de Genarín, Francisco Pérez Herrero (1906-1986), ocupa ya su lugar en la casa de la cultura leonesa junto con otros ilustres como Antonio Gamoneda.

Este mes de julio el sobrino de Pérez Herrero, Tomás Rodríguez Arteaga, hacía entrega del cuadro que el pintor Modesto Llamas realizó de su amigo al coordinador del Instituto Leonés de Cultura, Emilio Gancedo, quien le ha acompañado en los trámites para formalizar la donación que se suma así al fondo cultural de la Diputación.

Figuras destacadas del mundo cultural del León del siglo XX, el lazo que une a poeta y pintor llega también a su sobrino, quien fue alumno en el IES Padre Isla de Llamas Gil. El retrato, conservado durante años por la familia que guarda a la obra un «cariño especial» por el vínculo de amistad que unió siempre a aquellos artistas pasa a forma parte de la colección del ILC, como era deseo del propio Pérez Herrero y de su viuda, Josefina Rodríguez.

Desde la muerte del poeta en 1986 que junto a dos amigos creó el mito de Genarín tal y como hoy lo conocemos, su mujer no cesó en el empeño de legar el rico patrimonio artístico y literario del autor a su ciudad, donde también ejerció de periodista y escribió hasta 22 obras, la mayor parte de poesía.

Primero fueron los libros, donados en 2012 por la familia a la biblioteca pública de León. Hoy, ya sin su tía y madrina como testigo para poder verlo, su sobrino Tomás cumple su deseo de entregar también este retrato al ILC. «Siempre me lo decía, me recordaba que debíamos donar el cuadro a la Diputación», recuerda con cariño Rodríguez Arteaga, que tras realizar las gestiones oportunas y encontrar el momento adecuado formalizó esta entrega que ya cuelga en las paredes de la Biblioteca Leonesa.

«Para la familia es un orgullo que la obra de Llamas Gil quede en un lugar tan especial como el reflejo y el legado de alguien que fue muy apreciado en León en aquellos primeros años del siglo XX y fundamental para el mundo cultural de la provincia», explica al teléfono Tomás, feliz de saldar esta deuda con la historia.

Y es que una de las tradiciones leonesas por excelencia tal y como la conocemos hoy día no sería lo mismo sin este poeta, que llegó a ser prisionero en San Marcos en 1937. Cada Jueves Santo y junto a dos buenos amigos Paco Pérez Herrero fue durante años formando la figura de aquel Genaro Blanco Blanco y convirtiéndolo en la leyenda de Genarín. Así lo atestiguan los versos que el poeta dedicó a este particular personaje y que recuerdan a ambos en la calle de los treinta pasos en una placa colocada en el centenario de su nacimiento en 2006. «Aserrín-aserrán los maderos de San Juan dicen los niños que juegan en la calle de La Sal. Calle de los 30 pasos ni uno menos ni uno más».

Los tres amigos desarrollaron el mito, pero Pérez Herrero lo convirtió en leyenda. «Mi tío pudo interpretar este personaje tan simbólico para la historia popular de León y lo plasmó en un libro que fue muy vendido en la época», explica su sobrino.

Prolífico autor con más de una veintena de obras a sus espaldas, el legado de Francisco Pérez Herrero ya descansa en las paredes de la Biblioteca Leonesa conservando para siempre su legado.

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