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Panorámica de 1943 de la Azucarera Santa Elvira. Libro León, recuerdos y añoranzas.

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Panorámica de 1943 de la Azucarera Santa Elvira. Libro León, recuerdos y añoranzas. Leonoticias

Cony Salomón: «El barrio de La Sal murió cuando cerró la azucarera»

«Crónica de una gran industria leonesa» es el subtítulo del nuevo libro sobre la Azucarera Santa Elvira, escrito por una de aquellas niñas que creció a la sombra de esta fábrica

Viernes, 22 de septiembre 2023, 08:14

Se ubicaba en el barrio La Sal pero producía azúcar. La Azucarera Santa Elvira, en la actual avenida Doctor Fleming, fue uno de los símbolos de la exangüe industria leonesa dando trabajo a más de tres centenares de personas que en 1992 vieron como cerraba, ... no solo la fuente de su manutención, sino también el hogar en el que más de 40 familias estrecharon lazos para siempre.

Cony Salomón es una de las personas cuya historia familiar estará para siempre ligada a «la azucarera». Su abuelo llegó desde Soria, a comienzos de los años 30, para poner en marcha esta industria en León. «Mi abuelo vino de La Rasa, ya que al cierre de su azucarera trasladaron a sus trabajadores a León». Pero no fue este su único vínculo ya que su padre trabajo en la industria durante más de 50 años. «Yo crecí en las viviendas de los trabajadores», puntualiza Cony.

Precisamente, cuando vio demoler las viviendas de las familias de los operarios algo se removió en su interior. «Aunque la fábrica había cerrado años atrás, que estuvieran las viviendas nos daba un referente a todos los que vivimos allí». Así, Cony comenzó a escribir un relato sobre su historia, que es la de la molturadora. Un manuscrito que rápidamente se convirtió en un libro donde desarrolla la historia de esta industria entremezclada con su vivencia personal.

Ubicación de la Azucarera Santa Elvira

En el sector oeste de la ciudad, aledaña a las vías del ferrocarril del Norte se alzó esta fábrica bajo cuya sombra Cony creció y que ahora recoge en esta publicación. Un libro repleto de imágenes de la historia de la molturadora, editado por los leoneses Marciano Sonoro y en el que también colabora Ángel Cueto quien fuera enlace sindical de la Azucarera, así como Jonathan Notario, director del documental «Paredes de Azúcar» y con prólogo de la periodista Ana Gaitero.

«La azucarera forma parte de la historia de León», subraya la escritora quien asevera que «nunca se la ha dado la relevancia que ha tenido, era el motor del barrio». Pero no solo era el motor del barrio, sino también de toda la provincia ya que en esta factoría llegaron a trabajar más de 300 personas, entre fijos y fijos discontinuos. Un número que durante la campaña de remolacha podía rozar el medio millar.

Historia de una vida industrial

La Azucarera Santa Elvira tenía una capacidad de molturación de 700 Tm/día que fue incrementándose gracias a la mecanización. Así, en los años 70 su capacidad de producción paso de 1.200 Tm/día a 3.000 Tm/día, hasta alcanzar un máximo de 3.600 Tm/día en los años finales de la fábrica.

Santa Elvira abrió sus puertas en el año 1934 y durante 56 años forjo la historia industrial leonesa. Fue la Sociedad Industrial Castellana, S.A quien la puso en marcha aunque después fue adquirida por Ebro, «precisamente los libros publicados por esta empresa sobre la historia de sus azucareras, me han ayudado a trazar el libro», explica la escritora quien también se apoyó en documentos de diferentes archivos y en otros que guardaba su padre. «Mi padre tiene muchas cosas como todas sus nóminas o la placa que le entregaron con motivo de sus 40 años en la empresa» rememora.

Edificios de viviendas

Y es que la nostalgia es parte importante de este recuerdo en forma de libro, sobre todo para quienes la Azucarera supuso una forma de vida que ha labrado su profesionalidad y carácter. «En los edificios de viviendas vivíamos 43 familias distribuidas en tres pabellones y un parque. Ese parque era el centro de nuestra vida», recuerda la escritora quien señala que así se creó una gran familia que no vio con buenos ojos el derrumbe de las antiguas viviendas, a pesar de que estas llevaban años siendo ocupadas. «No hubo posibilidad de que los trabajadores las adquirieran pero cuando nos fuimos estaban bien. Podían haberse utilizado», señala. En la misma línea se pronuncia sobre el chalet del director, «que era precioso» pero que fue derribado ya en este siglo XXI.

Ahora ve con nostalgia y un sentimiento de pena la zona en la que sigue el esqueleto de la Azucarera, apuntalado, esperando a que algún día finalice el proyecto del Palacio de Exposiciones y Congresos. «El día que cerró la Azucarera, murió el barrio», sentencia y destaca que «el barrio no ha vuelto a salir a flote». Así, la escritora pide que una placa recuerde lo que fue una floreciente industria que dio luz a tantas familias.

Mientras, ella recuerda todas las andanzas, industriales y personales, en un libro que salió a la luz el 11 de septiembre y que se puede adquirir en diferentes librerías de la ciudad de León.

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