Alejandro Rovina, justo a la derecha de Miriam Nares, Fucsa Nocta para los espectadores del Benidorm Fest 2023. LN

El leonés que baila para María Becerra y Fusa Nocta en el Benidorm Fest

Alejandro Rovina abandonó hace un año León para crecer como profesional del baile en Madrid, eso sí, a base de formación y «currar como un cabrón»

Martes, 28 de noviembre 2023, 08:17

Como todo en la vida, para triunfar hay que emplear muchas horas de dedicación, que se llevan siempre desde el optimismo y la pasión cuando existe vocación de por medio.

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«En tu casa tienes que estar como un cabrón currando y preparándote», relata Alejandro ... Rovina (León, 1997), recordando sus semanas al límite cuando impartía clases de lunes a sábado en una academia de baile de la capital leonesa. Productividad a la que habría que sumar esas horas en casa organizando pasos, ensayos, coreografías, vestuario, montajes musicales...

A base de todo ese trabajo y esfuerzo, el joven bailarín leonés ha acompañado a la artista Fusa Nocta en su gira de festivales —de junio a septiembre—, después de encandilarla con su talento en el Benidorm Fest 2023. «Hice el casting online y pasé al físico, en el que me seleccionaron. Como Televisión Española no paga a los cantantes y no tenían dinero, a priori me negué a trabajar gratis. Pero cuando consiguieron reunir presupuesto para el elenco me llamaron para contar conmigo», revela.

A la derecha, Rovina baila con María Becerra en la gala LOS40 Music Awards 2022. Los40

Tanto le ha cogido el gusto a los escenarios, que la cantante internacional María Becerra cuenta con el arte del leonés para sus conciertos en España «cuando no puede traer a sus bailarines de Argentina». Así, el coreógrafo de la famosa artista —25 millones de oyentes mensuales en Spotify y hits como 'Corazón Vacío' con 163 millones de escuchas— telefoneó a Alejandro Rovina para que bailara junto a María Becerra en la gala de LOS40 Music Awards 2022 y, de nuevo, en la III edición de La Velada del Año organizada por Ibai Llanos en julio de 2023.

Un no parar desde que Rovina se mudó a Madrid hace un año en busca de su mejor versión profesional. «Me fui por las oportunidades. Aquí estaba muy centrado en la docencia mientras que en la capital está toda la industria. Quiero seguir formándome y redescubrirme», asegura.

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Ahora compagina la actividad laboral con formación académica enfocada a consolidar su reputación en el baile Hip-Hop y comercial. Porque en breve va a cumplir una década desde que se iniciara en este mundo como puro hobby.

Alejandro Rovina en La Velada del Año III que organiza Ibai Llanos. LN

«Mi madre me decía que siempre que había música me volvía un culo inquieto. Era el mítico que bailaba en los playbacks del colegio», recuerda. También tuvo que soportar algún que otro insulto cuando comenzó en 2014, momento en el que aún había estereotipos de género. «Los compañeros de clase me llamaban maricón», lamenta.

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Alejandro Rovina reconoce que influye que León sea una ciudad pequeña en comparación con Madrid y Barcelona, donde sí «se veía a más chicos». «Hoy el baile se ha globalizado y por suerte se ha roto el estereotipo de que si bailas eres gay, gracias también a que la sociedad ha avanzado mucho en este sentido», celebra el bailarín.

Tatuado en el corazón

El artista leonés, que se ha formado por todo el país, recuerda especialmente su viaje a Los Ángeles, donde pudo aprender en academias consolidadas como Movement Lifestyle, IMMASpace o Kreative MNDZ. «Me dio por el House y estuve todo un mes con Ray Basa», reputado coreógrafo estadounidense.

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«Allí descubrí que puedes ser bueno en absolutamente todo si te lo propones», un ideal que Rovina prefirió simbolizar para siempre en la piel tatuándose un corazón/cerebro. «El corazón es el baile y el cerebro es la mentalidad que quiero seguir: nunca te cierres a nada y saca la mejor versión de ti». Aprendizaje completado.

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