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JOSÉ MENDOZA
León
Miércoles, 19 de febrero 2020, 09:09
Sus ojos, a través de su objetivo, han visto los secretos que esconde el mundo. El motor de su cámara en movimiento responde a sus dedos, que con un simple click han inmortalizado la crudeza, el dolor, la ternura y una lista interminables de emociones ... que transmite en cada una de sus fotografías. Sus historias abarcan todo. Las heridas que no se cierran nunca, consecuencia de la guerra que asoló Uganda; la persecución que sufren las personas por su sexualidad en Mongolia, donde la homosexualidad sigue siendo castigada; los Tida Wena, aquellos que según los Warao, una tribu localizada en el delta del Amacuro, no están considerados ni hombre ni mujer; o la dureza de la mina, en la montaña de su tierra natal, León.
Álvaro Laiz es uno de los fotógrafos más importantes en la actualidad. Ganador del premio en la categoría de retrato profesional en los Sony Photography Awards 2019 por su serie sobre los chukchis, una tribu de cazadores de Siberia, ha confirmado su importancia dentro del mundo de la fotografiá tras convertirse en uno de los finalistas de la edición 2020, esta vez en la categoría entorno. «Ganar un premio siempre es un gran estímulo y una alegría. No tanto por el premio en si mismo, que también sino por el hecho de que tu trabajo pasa de alguna forma a la esfera del debate público», cuenta a LEONOTICIAS.
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Su trabajo consiste en intentar enlazar al espectador con las historias que él vive en primera persona, hacerles entender a través de sus fotos aquello que desconocen: «La imagen es una herramienta que permite reflexionar sobre algo y al mismo tiempo conectar emocionalmente con ello. Mi interés radica sobre la relación entre Naturaleza y Cultura. Cómo se afectan y retroalimentan mutuamente y sobre cómo, a lo largo de su historia, pero fundamentalmente desde la Revolución Industrial, el ser humano ha subvertido a través de la tecnología ese orden y se erige en elemento de transformador de su entorno», señala el fotógrafo. «La Tierra está cambiando aceleradamente por la actividad humana. Ese cambio se llama antropoceno».
Álvaro laiz, fotógrafo
Este leonés se ha encaramado a lo alto del mundo de la fotografía contemporánea gracias a la Beca de Exploración de National Geographic. Con ella trabaja desde 2017 en su proyecto The Edge, aunque fue antes cuando se interesó por esta temática antropológica. «Desde hace más de 10 años trabajo, de una forma o de otra en temas relacionados con esta dicotomía. A raíz de mi anterior trabajo, El Cazador, en el Extremo Oriente Ruso y apoyado, entre otras instituciones por la Fundación Cerezales, mi interés se centró más en esta zona del Ártico Ruso y en particular en la cultura chukchi», explica.
Esta tribu siberiana no es fácil de fotografiar, tal y como señala. Chukotka está situada en el Estracho de Bering, «por encima del Circulo Polar ruso», lo que complica mucho las condiciones de trabajo. Y es que, por un lado, se enfrenta a «condiciones climáticas extremas», mientras que por otro, «es una zona militarizada de muy complejo acceso debido a su cercanía con Estados Unidos». Pese a ello, Álvaro Laiz ha sido capaz de abrirse paso en varias ocasiones en una sociedad cuyo modo de vida «es pura subsistencia», donde los más costeros viven de «cazar ballenas, focas y mamíferos marinos» y los interior «se dedican a criar renos».
Álvaro laiz, fotógrafo
Pero, ¿Qué busca un fotógrafo en el fin del mundo?. En este caso, la respuesta se sale del mundo de la fotografía: «La genética de poblaciones dice que gran parte de los pueblos nativoamericanos comparten un ancestro común. The Edge es un proyecto concebido como un viaje siguiendo los pasos de las poblaciones de cazadores-recolectores que cruzaron el Estrecho de Bering hace aproximadamente unos 20,000 años, convirtiéndose en los primeros pobladores de América. El trabajo combina fotografía, vídeo e investigación genética a lo largo de todo el continente», profundiza Laiz. «Tras completar la primera fase en Chukotka, estoy en la segunda fase, en Norteamérica, la zona de Arizona, Utah y Nuevo Mexico, y en Centroamérica, en Mexico y Nicaragua».
Pese a que su trabajo le ha llevado a los rincones más escondidos del planeta, Álvaro Laiz no se olvida de su tierra y de sus inicios. «En 2014, tuve el privilegio de documentar los últimos momentos de la minería en la montaña leonesa para el MUSAC», cuenta, y tiene claro cual es la imagen que le gustaría inmortalizar de su tierra: «Me gustaría hacer una foto en la que no tuviera que volver a ver los efectos de la despoblación, la desindustrialización y la falta de planificación por parte de las instituciones de la que sigue siendo mi casa y si tiene que ser fuera de la comunidad de Castilla y León, que así sea».
ÁLVARO LAIZ, FOTÓGRAFO
Aunque no es la única foto pendiente, pues, «a nivel global», hay una más que tiene pendiente, «una foto en la que no sintiera vergüenza de las políticas medioambientales y migratorias que se toman en despachos a miles de kilómetros de distancia», sentencia el leonés. Y es que, tiene claro que cada una de las fotos que toma, tiene una fuerza única, motivo por el cual disfruta de su profesión:
«El poder de las historias es algo que siempre me ha fascinado, en el poder transformador del storytelling. Las historias son mapas emocionales que nos llevan a territorios desconocidos. Lugares que ni siquiera sabemos de su existencia, pero una vez que los descubrimos, se convierten en parte de nosotros. Porque de alguna forma, somos las historias que contamos», finaliza Álvaro.
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