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Su precio estimado estaba entre uno y tres millones de euros, pero finalmente se pagaron 14,4 millones por una cámara Leica de 1923 que se ha convertido en la más cara de la historia. Se trata de uno de los 23 prototipos de la ... serie original, producida por Leitz Camera, la compañía que fundó y presidió Ernst Leitz entre 1923 y 1924, y que perteneció a su inventor, Oscar Barnack. Es una de las primeras cámaras de 35 milímetros fabricadas en el mundo y origen de una marca legendaria y decisiva para la fotografía moderna.
Las Leica se produjeron en serie a partir de 1924, pero la firma Leitz fabricó antes únicamente 23 ejemplares del prototipo de la serie 0. Uno de ellos fue el que se adjudicó en Viena el pasado sábado, en la subasta anual de la marca, rompiendo todos los récords. El récord anterior lo tenía otra cámara de la Serie 0 vendida por 2,8 millones de euros en 2018.
El modelo subastado en Viena, la cámara número 105 de la serie 0, es muy especial ya que perteneció a Oskar Barnack, inventor y fotógrafo alemán que construyó la primera cámara de 35 milímetros, posteriormente llamada Leica, en la fábrica Leitz de la ciudad alemana de Wetzlar. El nombre de su inventor, que perfeccionó sus estudios para desarrollar modelos posteriores, está grabado en la parte superior del visor.
Ingeniero en la empresa Leitz, Barnack sufría de asma, por lo que se propuso disminuir el tamaño y el peso de las cámaras para facilitar la fotografía en exteriores. Considerado el padre de la fotografía con negativo de 35 milímetros, Barnack diseñó un modelo llamado Liliput poco antes de la Primera Guerra Mundial, precursor de la futura Leica, mítica marca cuyo nombre es una anagrama de Leitz y Camera y que cambiaría la historia de la fotografía a partir de 1924.
Con casi un siglo de antigüedad, pintada en negro y con esa pátina que dan los años de uso, la cámara está muy bien conservada. El lote incluía una tapa de la lente de cuero original, y otra tapa de aluminio posterior grabada con las iniciales 'OB', además de la cámara Neteller que Barnack usó para sus investigaciones fotográficas y documentos y cartas sobre el prototipo.
Barnack usó su mítica cámara hasta 1930, cuando se la regaló a su hijo Conrad y él comenzó a usar una Leica I Model C con lentes intercambiables. El prototipo permaneció en manos de la familia de su creador hasta 1960, cuando se vendió a un coleccionista estadounidense.
Solo una docena de prototipos de la serie original han llegado a nuestros días, motivo por el que son extremadamente raras, caras y consideradas como verdaderas joyas por los ávidos coleccionistas.
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