Un tesoro oculto desde hace más de cinco siglos

Las tablas, que habían sido reaprovechadas como material de carpintería en un forjado, se corresponderían en su origen con la decoración de la parte superior de las paredes de un salón cuadrangular delimitando el arranque del alfarje que sustentaba la techumbre. En ellas se distinguen diversos motivos decorativos con figuras humanas y elementos arquitectónicos góticos destacando representaciones de reyes con sus cortesanos, escenas de combate a caballo y dos personajes, uno de los cuales se cree que podría ser el filósofo griego Platón.

Esta última escena presenta una pecularidad añadida: los dos personajes están enmarcados por una estanteria en cuyos anaqueles se conservan los libros de una biblioteca. Además, en otra tabla el motivo central son estos mismos libros que aparecen encuadernados al gusto de la época con los encabezados de «liber fisio..., liber de col...» en sus portadas.

Las tablas medievales, que están siendo restauradas y analizadas en el Museo de Santa Cruz, de Toledo, antes de ser expuestas al público, debieron de pertenecer a un inmueble cuyo propietario fue una persona acomodada y con disponibilidad de recursos económicos. Los investigadores que están estudiándolas creen probable que el dueño de la casa estuviera relacionado con la Catedral de Toledo e incluso con el ejército. Estas suposiciones las basan en la sensibilidad especial por la ciencia y el conocimiento que dejan entrever las temáticas de las tablas y las escenas de armas.

También creen que mantuvo alguna vinculación con la monarquía castellana, como así parecen demostrarlo las figuras de unos reyes, aparentemente con dos de sus hijos, en otra de las tablas.