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El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y la directora general de Derechos Culturales, Jazmín Beirak. EP
El Gobierno abre un diálogo con la sociedad para su Plan de Derechos Culturales

El Gobierno abre un diálogo con la sociedad para su Plan de Derechos Culturales

El proyecto, que abordará asuntos como la censura o la desigualdad y busca garantizar el derecho a la cultura, estará listo para mayo de 2025

Iker Cortés

Madrid

Miércoles, 3 de julio 2024, 15:02

Garantizar una vida cultural «plena». Ese es el objetivo del Plan de Derechos Culturales que el Ministerio de Cultura puso en marcha este miércoles, un proyecto que en líneas generales trata de garantizar el derecho a la cultura, que como otros derechos también sufre sesgos de raza, género y territorio. Lo hizo en un acto de presentación de la hoja de ruta del proyecto celebrado en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en el que se dio el pistoletazo de salida a un proceso de diálogo y escucha que, según avanzó Jazmín Beirak, directora general de Derechos Culturales, desarrollará el plan, que estará listo en «mayo de 2025».

Agentes del tejido cultural, entidades, personas expertas, asociaciones y colectivos nutrirán el desarrollo de este «ambicioso» proyecto, tanto por las áreas temáticas que pretende abordar –son trece ejes– como por la profundidad de la participación que se va a poner en marcha ya que «es la mejor y más eficaz manera de identificar cuáles son las necesidades que tenemos que abordar», apuntó la responsable de la dirección general de Derechos Culturales.

Pero antes de dibujar las líneas maestras por las que se moverá el plan, Beirak explicó que los derechos culturales son un nuevo prisma desde el que atender y mirar las políticas públicas en el ámbito de la cultura. Un nuevo punto de vista con el que esperan abordar «algunas cuestiones pendientes» en la política cultural española. Habló Beirak de temas como la igualdad, es decir con que todas las personas independientemente de sus condiciones puedan acceder y participar en la cultura, de la diversidad, la transversalidad –«no solo es un sector, sino que se relaciona con todos los ámbitos como la salud o la educación», dijo–, de la necesidad de redistribuir los recursos culturales para que ciudadanos de todo el territorio puedan participar de ella o de conectarla con asuntos cruciales como el cambio climático.

En su opinión, este cambio de paradigma propiciará un cambio en la noción de la cultura y en la relación que las personas tienen con ella. «Se trata de dejar de entenderla únicamente como un producto, como un objeto de consumo o una mercancía, y entenderla como una práctica social que forma parte del desarrollo integral del ser humano, un derecho esencial y no algo prescindible», explicó.

Por otro lado, animará a «repensar el rol de las instituciones públicas» en la cultura, y entenderlas menos como proveedores de cultura que ofrecen servicios y productos culturales, y más como «facilitadoras», organismos que «generan las condiciones necesarias para que el propio contenido cultural pueda desarrollarse y las personas tengan una vida cultural plena».

Desde este prisma, se trata de garantizar el acceso a bienes y servicios, como siempre, «pero también al capital cultural, a los códigos y los lenguajes interpretación que nos permiten entender e intervenir en el hecho cultural, algo que implica el derecho a la creación y a la expresión, lo que implica garantizar la libertad y proteger frente a la censura», comentó Beirak.

Una ventana de diálogo

A juicio del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, este miércoles se abrió una «grandísima ventana de diálogo» con la sociedad y las fuerzas vivas de la cultura española para establecer las pautas de la participación de los ciudadanos en la vida cultural. En este sentido, Urtasun recordó que cuando llegaron al ministerio, una de las decisiones que tomaron es que no querían estar «en una torre de marfil, dando un menú cerrado a la ciudadanía desde las administraciones».

El encuentro también sirvió para aclarar cómo será la metodología en el desarrollo del plan, en el que la participación de las Comunidades Autónomas será «muy importante». Cada uno de los trece ejes –algunos de ellos son 'Educación y cultura', 'Igualdad de género', 'Diversidad étnico racial', 'Diversidad lingüística', 'Discapacidad', 'Agenda 2030 y desafíos globales'– contará con un grupo de expertos de entre diez y quince personas, que debatirán durante distintas sesiones un documento base. Después, a través de nuevas entrevistas y cuestionarios, por parte de otros 300 colaboradores, se consultará con otros agentes sociales. Y finalmente se desarrollará una plataforma 'online', que estará lista en septiembre, para que la sociedad civil también puedan participar en la creación del plan.

No se detalló, sin embargo, el presupuesto total con el que contará, aunque sí se confirmó que habrá una partida específica dentro de Cultura. «Toca ordenar prioridades y calendarizar», añadió Beirak, que confirmó que esta primera parte concluirá a finales de 2024 y que la presentación del Plan de Derechos Culturales tendrá lugar en mayo de 2025. Por su parte, Urtasun señaló que esta ventana de diálogo «va a dotar a España de una posición de vanguardia en las políticas culturales en Europa».

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