Muere el padre del tiramisú, el pastelero que triunfó gracias a un error en la receta

Roberto Linguanotto puede presumir de haber alcanzado el reconocimiento mundial tras cometer el error más dulce de la gastronomía italiana. El tiramisú, como término, está recogido por 19 lenguas que lo admiten y lo han normalizado en sus diccionarios oficiales. Una pequeña aproximación para entender el gran éxito alcanzado por este maestro pastelero y de la expansión mundial de este postre italiano, nacido se dice, en los burdeles de la región de Véneto tras la Segunda Guerra Mundial.

La historia de 'Loli', como le llamaban sus amigos, se remonta a los años sesenta, cuando llegó al restaurante 'Le Beccherie' en la ciudad de Treviso, en Véneto. Allí conoció a Ado Campeol, propietario y trabajador en el restaurante familiar desde 1939, quien ya era una figura reconocida en el mundo de los negocios en Italia. Durante muchos años, se le acreditó a Campeol la creación del tiramisú por ser el dueño del restaurante donde surgió el postre.

Sin embargo, la verdadera historia es que el descubrimiento fue hecho por el chef Linguanotto y la 'signora' Campeol. Mientras preparaban un helado de vainilla, accidentalmente cayó una cucharada de mascarpone en la mezcla de azúcar y yemas de huevo. La pareja no tardó mucho en darse cuenta del potencial de esta mezcla, para ser servida en bizcochos borrachos de café, y a la que posteriormente se le añadió cacao en polvo.

Linguanotto perfeccionó la receta hasta que se dio a conocer al mundo tal cual la conocemos hoy, y hasta su fallecimiento, en 'Le Beccherie' de Treviso, se preparaba como siempre, con su original forma circular. Loli aseguraba que la receta del buen 'tiramesú', como se llamaba originalmente, contenía «gusto, sencillez y compasión», adjetivos que, según muchos compañeros de profesión, le describían también a él como persona.

Al igual que muchos otros platos que son historia mundial de la gastronomía, el tiramisú no tiene unos orígenes claros y son pocos los tratados de cocina italiana que hablen sobre ello. Sin embargo, existe un cierto consenso entre los historiadores que sitúa el origen de este postre en los burdeles de Treviso, en la región italiana del Véneto, dónde era habitual que los trevisanos mezclaran huevos con café para el desayuno. Por aquel entonces, estamos hablando de la década de los cincuenta, era habitual que en los burdeles también se pudiera comer.

La mezcla tradicional de huevos y café proporcionaba una energía extra a quienes la consumían, y esto no pasó desapercibida para los cocineros de la época, que no tardaron en llamar a esta mezcla: 'tirami sù' que de hecho significa «levántame» o «tira de mí». El nombre por tanto, tenía originalmente una intención más pícara, en referencia a sus supuestos efectos afrodisíacos.

Cierto o no, la verdad es que este manjar se ha hecho un hueco fijo en las cartas de postres de restaurantes de todo el mundo, en parte porque su mezcla de ingredientes y la sencillez de su preparación es alquimia ganadora.