El semillero de los grandes reservas

Pedro Ballester fue el maestro de ceremonias de una de las catas más deseadas y pedagógicas de Madrid Fusión. «El vino es una joya que tiene el valor de perdurar, hecha pensando en generaciones futuras y que va más allá de un alimento», dijo al presentar a los artífices de unos vinos «hechos de amor e inteligencia» por unos profesionales que representan «a seis generaciones y una tradición de quienes han hecho del vino una obra de arte».

Pablo Álvarez, consejero delegado de Vega Sicilia, que hoy vende un tercio de su producción fuera de España, presentó la primera cata de un Tinto Único que se venderá en 2028. «Sin una gran uva no tendremos un gran vino. La viña cada año es un mundo que nos sorprende y nos preocupa», dijo Álvarez, que hoy persigue «vinos más frescos».

María José López de Heredia, CEO de Viña Tondonia, bisnieta del fundador, eligió un vino 2019 que será un gran reserva en 2039. «En la historia hemos hecho 32 grandes reservas. Los vinos nos enseñan. Y ahora se seleccionan los de mejor equilibrio y más frescos», explicó. «No hay cosa peor para un vino que tener mucho potencial, que es un castigo para el vino y para el bodeguero», ironizó.

Miguel Torres, director general de Familia Torres e «innovador descendientes de innovadores», presentó lo que será el gran reserva 2020 dentro de una década. Lo mejor de la denominación Priorat, «que se ha convertido en una joya de la geografía vinícola», según Ballester. «De los vinos poderosos se ha ha pasado a otros más delicados y parsimoniosos. Es un milagro. Los vinos no tienen atajos y la visión de la familia te enseña», dijo elogiando Mas de la Rosa, la viña de más de 75 años de donde salen las joyas de la firma catalana.

Guillermo de Aranzábal, presidente de La Rioja Alta, con 131 años de historia, cree que «el vino es un sentimiento». Presentó su 890, y dijo que, como sus colegas, busca hoy vinos más aterciopelados y de más frescura». «Ahora los vinos tienen más potencial de envejecimiento. No hacemos revolución, sí evolución. No seguimos modas, sí tendencias», aseguró. Paco Hurtado de Amézaga, de Marqués de Riscal, presentó Tapias, fruto de una viña singular en una zona de terrazas con tierra ferruginosa y plantada en el 68, de tempranillo puro, oscura de color grosella y «frescura muy acusada».

Peter Sisseck fundador de Dominio de Pingus, el único sin bodega del sexteto, presentó la añada que será grande dentro de diez o doce años. «Soy un novato sentado entre estos héroes. Yo trabajo con un viñedo, no con una bodega», dijo modesto. «Podría haber creado una estrella fugaz pero se ha ganado su sitio entre los grandes«, dijo Ballester de este maestro del vino de origen danés que ha engrandecido el vino español.