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Sergio Gallego
Martes, 29 de octubre 2024, 11:19
La flamante gala de la Guía Michelin, que tendrá lugar el próximo 26 de noviembre en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia, lleva consigo algunos eventos paralelos de interés como rutas moteras, una cena a cuatro manos por parte de Pablo González (La Cabaña, Murcia) y Paco Morales (Noor, Córdoba) y un debate que tuvo lugar este lunes por la mañana en El Batel de Cartagena bajo el título 'Mujer & Excelencia Culinaria'.
El moderador fue el periodista murciano Carlos del Amor y a derecha e izquierda del escenario se sentaron ocho grandes expertos del sector como lo son Paz Álvarez (periodista de El País), María Gómez (Magoga, Cartagena), Begoña Rodrígo (La Salita, Valencia), Marian Gerrikabeitia (realizadora audiovisual), Luis Martí (Director de Desarrollo de Negocio en Vocento-Gastronomía), Rosa Vañó (Académica y socia-fundadora de Aceites Castillo de Canena), Óscar Caballero (periodista y escritor) y Carme Ruscalleda (cocinera y divulgadora gastronómica), quien afirmó que «Nadie veta a la mujer en la alta gastronomía. Como decía Ferran Adrià, la mujer llegará donde ella quiera llegar».
Pero ese camino hasta alcanzar la excelencia está lleno de sacrificios que, tanto hombres como mujeres, tienen que estar dispuestos a hacer y que, según Begoña Rodrigo, el esfuerzo no se da en la misma intensidad. «El hombre, por regla general, solo se preocupa de su trabajo y da por hecho de que su pareja se encarga de los niños o de la casa. La mujer tiene que crear una red familiar para que todo esté en equilibrio», aseguraba.
Por otro lado, todos los ponentes coincidían de la importancia que ha tenido la pandemia en el cambio de mentalidad en el sector, ya que si antes de que apareciera había un gran número de mujeres interesadas en progresar, el Covid ha cambiado los intereses de los jóvenes. «Hay que volver a conectar con las mujeres para que encuentren la motivación de llegar a la primera línea de excelencia y para ello es muy importante crear referentes femeninos en donde mirarse. Y creo que hay muy pocos», lamentaba Gerrikabeitia. Desde su punto de vista, Martí ve un equilibrio en las escuelas de hostelería donde «el porcentaje femenino se ha incrementado considerablemente y eso hará a la larga que se vea reflejado en la alta gastronomía».
Asimismo, otra de las afirmaciones que más consenso provocó durante la mesa redonda fue la de que la mujer cumple un papel secundario en hostelería y que «es el hombre quien pone el rostro para la foto mientras ella cocina», como ocurre en otras profesiones como la alta costura, por ejemplo. «Yo tampoco quiero que me llamen para hacer eventos o para representar a mi restaurante porque soy mujer, sino por mi valía. Hay que cambiar el pensamiento de hombre y mujer y pensar en profesionales», declaraba María Gómez.
La cultura del esfuerzo y las dificultades que hay hoy en día para transmitir compromiso y vocación al equipo, la conciliación cada vez más efectiva y una verdadera revolución que está por llegar de la mano de las mujeres fueron otros puntos comentados en el debate. «La mujer tiene condiciones genéticas como la constancia y la responsabilidad que son fundamentales para llegar a la excelencia. El hombre no tiene que hacer nada en este proceso. Tampoco creo que debamos de educar al hombre, porque cada una debe de saber perfectamente con quien se acuesta y nosotras no estamos para educar a nadie. Que los eduquen sus madres», concluía Begoña Rodrigo.
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