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En medio de la tempestad no llega la calma en el año que el Musac cumple su 15 aniversario. El museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León ha visto como al anuncio del recorte de más de 400.000 euros en su presupuesto ... se le une el anuncio por parte de la Junta de convocar un concurso público para ocupar la plaza de director. Una notificación que el actual director del Musac, Manuel Olveira, se entera por la prensa. En una entrevista otorgada a leonoticias Olverira relata cómo está viviendo esta época de incertidumbre.
-¿Cómo valora el recorte presupuestario para el Musac? y en ¿qué se va a traducir este descenso?
-El presupuesto del Musac para 2020 me fue comunicado en una reunión el 17 de octubre de 2019 con el anterior Director general de la Fundación Siglo y el actual Director general de políticas culturales de la Consejería de Cultura, junto con otros directores de equipamientos de la Fundación Siglo, a quienes también se les comunicaron los suyos. En el documento entregado, la cantidad destinada al Musac para 2020 era de 2.518.142 euros para cubrir tanto los gastos corrientes del museo como las actividades y exposiciones del mismo que fueron formalmente aprobadas –estaban presentadas desde el mes de junio de 2019- en una reunión del Consejo rector el 22 de noviembre de 2019.
Esas actividades incluían exposiciones y actividades especialmente pensadas para la celebración del 15 aniversario del museo. Debido al cierre del Musac derivado de la pandemia, la Fundación Siglo decidió congelar el presupuesto autorizándonos a gastar tan solo pequeñas cantidades de 200 o 300 euros mensuales en actividades en línea. Eso le ocurrió tanto al Musac como al resto de equipamientos culturales dependientes de la Fundación Siglo. Tras la reapertura de los museos a finales de mayo, desde el Musac solicitamos la restitución del presupuesto, pero el director general de la Fundación Siglo nos comunica un recorte dejándonos tan solo 150.000 euros para actividad debido, según él, a la necesidad de atender al excesivo coste sanitario, algo que no era verdad porque, a pesar de que a Musac nos han recortado unos 430.000 euros en el capítulo de actividad «ordinaria» del museo, se ha destinado el doble a otros equipamientos y actividades «extraordinarias» que no estaban programados a priori como sí lo estaban las actividades y exposiciones del Musac.
Ese recorte inaudito nos ha impedido realizar muchas de esas actividades y tan solo la mitad de las 10 exposiciones programadas para 2020, incluso tengo que decir que cuatro de ellas han sido posibles dejando algunos pagos para 2021. Ello afecta al museo, que no puede llevar a cabo el programa aprobado, a la ciudadanía, que no puede disfrutar de él, y a los agentes culturales del ya frágil tejido artístico local, que no podrán recibir los salarios y pagos por sus servicios. Todo ello ha motivado la denuncia de todas las asociaciones profesionales del sector que incluyen tanto a artistas, galeristas, gestores culturales como directores de museos.
Esto que cuento introduce anomalías nada deseables en las instituciones. No se puede realizar un recorte a mitad de año porque se imposibilita de facto la actividad normal. Tampoco se puede, como está ocurriendo, impedirnos llevar control sobre el presupuesto. Desde siempre y hasta junio de este año, la coordinadora del Musac junto con el personal de la Fundación Siglo, controlaban conjuntamente la ejecución presupuestaria del museo, pero ahora desde MUSAC ya no tenemos acceso a ella.
El museo se fragiliza cuando nos restan iniciativa propia, independencia y capacidad de acción. Algo que se agrava, además, si tenemos en cuenta que en la ya mermada plantilla del museo no están siendo cubiertas las plazas. Por ejemplo, la plaza de la responsable de biblioteca no ha sido convocada desde hace más de 15 meses y, mucho me temo, que tampoco lo será la de responsable del Departamento de educación que ha pedido excedencia. Sin presupuesto y sin personal, cumplir con el servicio que hemos ofrecido hasta ahora a la ciudadanía es francamente imposible.
Por resumir, el recorte presupuestario de 2020 se traduce en la imposibilidad de llevar a cabo el programa de actividades y exposiciones, algunas de ellas prorrogadas al año que viene. Respecto al presupuesto de 2021, aunque ya lo entregué a la Fundación Siglo junto con el programa de exposiciones y actividades del año que viene, no he recibido ninguna respuesta. Entiendo que sabré algo cuando se convoque el Consejo rector que suele reunirse a final de año.
-¿Qué le parece que la Junta haya organizado un concurso público para ocupar su plaza?
-Hasta donde yo sé, por ahora el consejero hizo unas declaraciones en un diario de León manifestando que se organizará un concurso. No sé si es el momento más oportuno para hacerlo debido a la incertidumbre de la pandemia y a la necesidad de mantener lo que funciona en medio de este escenario tan inseguro, pero eso es algo que le corresponde valorar y decidir al consejero. Obviamente estoy totalmente a favor de los concursos –de hecho, yo accedí a la dirección del Musac a través de uno- siempre que se garantice su limpieza y profesionalidad siguiendo el Código de buenas prácticas que se lleva implantando en España desde hace años.
-¿Cómo conoce este concurso público?
-Todo lo que sé de ese hipotético futuro concurso es lo manifestado por el consejero de Cultura en un medio de comunicación. Hasta donde sé, por ahora no hay más que la declaración de la intención de hacerlo.
-¿Cómo valora su gestión realizada durante los últimos ocho años?
-Como ya he manifestado en varias ocasiones, creo poder decir que a pesar de las limitaciones de personal y de presupuesto, nada parecidos a los iniciales y muy reducidos en los últimos años, hemos conseguido generar desde 2013 un modelo de trabajo propio y operativo en sintonía con la realidad tras la crisis financiera de 2008 hasta la crisis sanitaria actual. Eso se ha traducido en la estabilidad que el museo necesitaba desde la dimisión del primer director justo después del estallido de la crisis que le dejaba sin los recursos económicos necesarios para desarrollar su modelo de museo. Además de ajustar el proyecto del Musac con la realidad, hemos realizado un trabajo institucional dotando de definición ala Dirección y al Consejo rector, cuya composición y funciones no existían. En el mismo sentido, hemos redactado el Plan museológico del que extrañamente carecía el museo desde su inicio. Por otra parte, más allá de una programación de excelencia, como prueba la buena valoración recibida del Observatorio de la cultura que nos sitúa en el primer lugar de Castilla y León junto con la Seminci, hemos implementado iniciativas necesarias tales como la Convocatoria de ayudas Laboratorio 987,
el LAAV, Laboratorio de Antropología Audiovisual Experimental o el Centro de documentación.
-¿Le queda algo por hacer en el Musac (exposiciones, proyectos, ponencias)?
-Hay algunas cosas que creo que no veré cumplidas como, por ejemplo, la constitución de un programa de voluntariado o una asociación de amigos, pero lo que más echo en falta es que el museo no tenga una personalidad jurídica propia que le permita actuar con independencia. Respecto a la programación creo que deberíamos estar actuando en una doble dirección: realizar las actividades y exposiciones pendientes y, a la vez, pensar en nuevas líneas de acción para que el museo cumpla con su misión en estos momentos, algo que ya estamos haciendo con algunos proyectos tales como el Ciudades postpandemia o Archivo covid, pero que deberíamos estar activando mucho más si la falta de presupuesto y de personal no nos tuviera bloqueados.
-No nombraría ningún proyecto concreto sino la programación en general que considero que es una propuesta intelectual y emocional de primer nivel que ha sido pensada siguiendo hilos temáticos que son relevantes para nuestro contexto y que están en la agenda del arte a nivel internacional. Esos temas van desde la escritura experimental, el feminismo, las teorías y prácticas decoloniales hasta cuestiones más contextuales como los proyectos ya realizados sobre Riaño o sobre el feminismo en León y el actual sobre la galería Tráfico de Arte.
-De todos los proyectos y ciclos realizados durante su periodo de director, ¿de qué se siente más orgulloso?
-No nombraría ningún proyecto concreto sino la programación en general que considero que es una propuesta intelectual y emocional de primer nivel que ha sido pensada siguiendo hilos temáticos que son relevantes para nuestro contexto y que están en la agenda del arte a nivel internacional. Esos temas van desde la escritura experimental, el feminismo, las teorías y prácticas decoloniales hasta cuestiones más contextuales como los proyectos ya realizados sobre Riaño o sobre el feminismo en León y el actual sobre la galería Tráfico de Arte.
-¿Qué valor tiene que ocupar la cultura en general y el Musac en particular en esta situación de pandemia?
-La crisis de 2008 supuso un cambio de modelo orientado a la privatización -de hecho, desde entonces, en España sólo se han abierto museos privados- por lo que espero que la crisis de 2020 nos ayude a concienciarnos de la necesidad de defender los servicios públicos de sanidad, educación y, también, de cultura para todos. La cultura es un bien público de tal importancia que está incluso garantizado por el artículo 44 de la Constitución, aunque eso parece que se le olvida a algunos políticos y gestores que, en vez de protegerla, la denigran con populismos retrógrados, y, en vez de emplearla convenientemente, la pervierten convirtiéndola en mero pasatiempo. A pesar de ello, todo el equipo del MUSAC nos esforzamos por seguir cumpliendo con nuestra misión de dinamizar el arte actual y con nuestra función de garantizar los derechos culturales de todos. Por ello,nos esforzarnos por sintonizar con el presente cambiante que vivimos y por darle expresión a esos cambios en las actuaciones, programas y exposiciones del MUSAC en el futuro.
He manifestado en varias entrevistas anteriores la convicción de que el arte y la cultura podrían ayudarnos a entender las dinámicas y los mecanismos que han generado estas crisis y a corregirlos. Es innegable que el arte, especialmente aquel derivado de las posiciones éticas, políticas y críticas desde los años sesenta, podría servirnos para pensar e imaginar política y poéticamente otro horizonte y eliminar, o al menos amortiguar, los impactos de los desequilibrios ecológicos, sistémicos, políticos, sociales y económicos que o bien generan este tipo de crisis o las agravan o, cuanto menos, son colaboradores necesarios de las mismas. Desde el museo tenemos muy claro que queremos ser parte de la solución y no del problema.
-¿Esta situación de pandemia que cambios ocasionará en un museo como el de Arte Contemporáneo de Castilla y León? ,¿La línea virtual se mantendrá o será pasajera?
Obviamente el covid-19, como por desgracia pasa en todas las esferas de la humanidad, ha supuesto para todos la paralización o alteración del trabajo tal y como veníamos realizándolo. En los centros de arte contemporáneo estamos muy acostumbrados al dinamismo, al cambio, al ajuste y a la innovación. Quizás eso nos ha permitido adaptarnos a esta situación con mayor facilidad y flexibilidad que otros. Esta claro que el mundo que conocíamos ha desaparecido, algunos incluso dicen que en realidad es ahora cuando estamos entrando en el nuevo milenio. Verdaderamente asistimos a un escenario de incertidumbre y transformaciones críticas que van a continuar en el futuro. Se mantendrán la misión y función del museo, pero cambiará la manera hacerlas reales y, para ello, habremos de investigar e implementar nuevas estrategias. Cambiarán muchas cosas como el tipo de exposiciones o los formatos en que se pondrán en contacto con el público. Cambiará también incluso nuestra forma de trabajar porque habremos de desempeñarla de formas desconocidas.
La programación en línea es la más evidente de esas transformaciones, aunque hay otras más profundas. El Musac, al ser un museo joven (este año estamos «celebrando» el 15 aniversario) ha generado desde el principio recursos digitales y, por eso, hemos podido reaccionar con prontitud poniendo en marcha una oferta en la red que permita que muchas personas que no tengan la posibilidad de acercarse al museo puedan acceder al arte y a la cultura. Esa programación en línea va a continuar y a enriquecerse, pero desde luego no sustituye a la experiencia directa de la obra de arte.
-En los ocho años que lleva como director, ¿ha conectado este museo con los leoneses?
-Esa es una de las líneas programáticas del proyecto con el que me presenté al concurso y que hemos desarrollado en estos casi 8 años. En la gran exposición de la Colección con la que hemos celebrado el 15 aniversario, Cinco itinerarios con un punto de vista, uno de los cinco capítulos es precisamente el trabajo con el contexto del museo y la acción situada. La relación con nuestro entorno en estos últimos años es innegable. Nos hubiera gustado haber hecho más, pero creo que los datos –y me gustaría remarcar que hablo de datos y no de impresiones- confirman que hemos sido sensibles al contexto de Castilla y León al que el museo se debe, del cual forma parte y al cual hemos respondido de muchas maneras. No hay más que considerar la cantidad de obras que han entrado en la Colección MUSAC (a pesar del escaso presupuesto para adquisiciones), la nómina de artistas que han expuesto individualmente (por poner un ejemplo, ahora tenemos las muestras de Paloma Navares, Ana Prada y Ana Frechilla, todas ellas artistas nacidas aquí) y la cantidad de exposiciones colectivas y proyectos centrados en nuestro contexto tales como Sector primario (2015), Feminismos León (2016), A partir de fragmentos dispersos (2017), Región (2018), o la actual gran muestra sobre la mítica galería leonesa Tráfico de Arte, que creo está suscitando mucho interés en toda la ciudadanía.
Además, hay que decir que la totalidad de los proyectos de la Convocatoria Laboratorio 987 han respondido al contexto cercano. Algo que, por otra parte, también ha realizado el Departamento de Educación con proyectos para públicos muy diversos que van desde los estudiantes universitarios hasta los niños y niñas; aunque quizás el trabajo más sobresaliente de ese departamento fueron los proyectos del Grupo de Diálogo de Cine Contemporáneo, la rara troupe o el LAAV_ realizados en grupos y comunidades de León. A la vista de estos datos, creo que son manifiestos los lazos y puentes con la ciudadanía, que siempre ha reaccionado muy positivamente, algo que en un lugar «pequeño» como León se puede percibir de forma muy directa.
-¿Se imaginaba una despedida así?
-Es pronto para hablar de despedidas, sigo trabajando y mi compromiso con el museo y con la ciudadanía a la que sirve continúa y continuará hasta el último minuto; de hecho, por amargo y difícil que sea, todo lo que estoy haciendo estos últimos meses tiene que ver con ese compromiso y con la defensa del museo al que por voluntad y por responsabilidad estoy ligado. Y cuando llegue el día en que haya de acabar, me quedará el agradecimiento y el orgullo de haber podido desarrollar el proyecto que me trajo aquí. Eso nadie lo podrá borrar.
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