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Somos presos de la historia, por eso es necesario conocerla. La guerra civil en León duró poco tiempo por eso en el verano de 1938 la represión era latente. Con 21 años, Emilia Gómez González fue condenada a muerte por sus ideas republicanas, antes de ser ejecutada fue vista por un médico que determinó que estaba embarazada.
Ante esta situación, el tribunal militar que la juzgó dictaminó que esperaría a que diese a luz para ser 'paseada'. Bajo esta premisa y sabiendo cual iba a ser su destino, ingresó en la Prisión Provincial de León, hoy convertida en Archivo Histórico de la provincia.
Tras tener a su hija, esperaron unas semanas para que le pudiera dar el pecho, después ejecutaron la sentencia. Quince días estuvieron juntas madre e hija. La recién nacida ingresó en el Hospicio para posteriormente ser adoptada por una familia de acogida.
Ahora, madre e hija se vuelven a ver. Una exposición organizada por el archivo histórico provincial saca a la luz el expediente procesal de la madre para ponerlo junto al documento que se le hizo a la hija en el que consta la entrada en el hospicio. 86 años después se juntan, aunque de forma figurada. Una unión que estará presente durante un año.
Esta es una de las historias que se puede ver en la exposición temporal 'La Prisión Provincial, 500 años de historia'. Cuando salen a la luz archivos y documento pasados, el presente se entiende mejor. Una revisión que el Archivo Histórico Provincial ha realizado en esta muestra que se puede visitar de manera gratuita.
Recordando el tiempo en el que este edificio fue la prisión provincial de León, han expuesto una muestra de sentencias judiciales que explican la evolución en la aplicación de las penas. De la privación de libertad como castigo hasta el concepto actual de reinserción social.
Historias como la de Pedro de Franqueza condenado a prisión perpetua por fraude, cohecho y falsificación o la del duque de Híjar, que tras el intento secesionista por el que pretendían instaurar una monarquía independiente en el Reino de Aragón, le fueron confiscados todos sus bienes y fue condenado a prisión perpetua, muriendo después de quince años en la cárcel de León.
También se sale a relucir la figura de Miguel Castaño, el último alcalde de León durante la II República, y la de Ramiro Armesto, presidente de la Diputación de León en este periodo, ambos fusilados en el campo de tiro de Puente Castro.
La que fuera prisión de León da libertad a sus archivos y documentos para que la historia este presente.
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Clara Alba y José A. González
Juan Cano, Sara I. Belled y Clara Privé
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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