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Decía el maestro Miguel Ángel que las esculturas están escondidas dentro de los materiales y que simplemente hay que quitar lo que sobra. Una acción aparentemente sencilla pero que si no se tiene el talento necesario es imposible de realizar. Un talento que Pedro García, el protagonista de esta historia, descubrió tarde, pero tarde para bien, porque fue después de su jubilación cuando pudo sacarle provecho.
«Yo fui funcionario y al jubilarme tenía el tiempo libre suficiente y me enteré que había una escuela en el Ayuntamiento de León que hacía entre otras actividades esta de talla y coincidió que me admitieron en ese momento», reconoce a leonoticias en el centro del local donde ha reunido todas sus creaciones. Así, con varios compañeros, crean la Asociación de Artes Plásticas, en la que siguen compartiendo espacio de trabajo y disfrutando de esta afición en común.
Muchas son las veces que le han preguntado a Pedro que de dónde viene su afición y reconoce que el primer contacto con la madera lo tuvo cuando era joven, «ahí hay unas letras que están al revés y siempre me preguntan que por qué están al revés y eso lo hice yo siendo joven, tendría así como 20 años para marcar los sacos del lúpulo cuando lo entregábamos en la factoría para que no se confundieran de un agricultor a otro. Y llevan las iniciales mías que eran las de mi padre también. Eso es lo único que tiene una antigüedad mayor», admite.
En la exposición, que se puede disfrutar hasta el 27 de agosto de 18:00 a 20:00 horas en el local de la Asociación Cultural Los Cachones en Villanueva de Carrizo, hay todo tipo de arte. Desde objetos musicales, utensilios de cocina, imágenes religiosas o cabeceros de cama hasta réplicas de obras de arte como el «Guernica» de Picasso. Reconoce que todas tienen su dificultad y su encanto, pero la obra del pintor malagueño es la que más llama la atención a los visitantes. «Tiene el encanto de que tiene todo lo que tiene el cuadro original excepto una cosa particular mía, muy pequeñita que si no la dices casi nadie la ve», explica emocionado.
Se considera un aficionado del noble arte de tallar en madera y aprovecha cualquier tipo de material para sus creaciones. Peral, haya, cerezo, nogal o incluso una vieja ventana de la casa de sus padres se convierten en el germen de lo que en un futuro se convertirá en una nueva creación. Para Pedro, la madera es un punto más pero no es el más importante sino «el aprovechamiento que se le puede dar».
Materiales de la tierra en su propia tierra. La ribera del Órbigo, el lúpulo y la tradición son protagonistas de esta exposición única y que a Pedro García le produce una «satisfacción inmensa» que le anima a seguir dedicándole horas a una hermosa afición que le llegó en el mejor momento de su vida.
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