'Aquitania', un «tapiz medieval» y un «'thriller' histórico», ha dado a la alavesa Eva García Sáenz de Urturi (Vitoria, 48 años) el 69 premio Planeta, «que cambia mi vida». Es la séptima novela de esta narradora que transita por los géneros sin ... casarse con ninguno. Fusiona novela histórica e intriga criminal en torno a Leonor de Aquitania (1122-1204), reina consorte de Francia primero y luego de Inglaterra, y el envenenamiento de su padre, el duque Guillermo de Aquitania, fulminado ante el altar del apóstol en Compostela. Su autora la sitúa entre 'El nombre de la rosa' de Eco, «a la que homenajea», y 'Juego de tronos' «con mucha política letal, asedios e incestos».
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-¿Qué le sedujo de Leonor, duquesa de Aquitania y condesa de Gascuña?
-Que alguien tan joven y precoz, con 13 años, tuviese la fuerza y se le permitiera romper el equilibrio de poder del continente, entre Francia y la poderosa Aquitania. Que tuviese tanto poder. También su inteligencia política y su vasta cultura. Hablaba cuatro idiomas, tocaba el laúd, era muy buena cetrera desde niña. Es la primera mujer a quien se le ocurre separarse de su marido, el rey de Francia, aduciendo consanguinidad. Tramó un plan suicida para vengar la muerte de su padre falsificando su testamento y casándose con el heredero del rey de Francia, hijo de su peor enemigo, para parir aquitanos que acabaran con el trono de Francia. Me centro en un único capítulo de su larga vida, que da para una enciclopedia.
-¿Sorprenderá a sus lectores su cambio de registro?
-No. Están acostumbrados a que yo sea un poco transgénero. Escribo novelas mestizas, híbridas. No me caso con ningún género. Empecé con 'Los longevos', que volvió locos a editores y libreros. No sabían dónde situarla. ¿Ciencia ficción? ¿Historia de amor? ¿Fantasía contemporánea? No me planteé el género. Revisé el mito de los inmortales y me pregunté cómo vivirían en el siglo XXI en Cantabria. Con 'Pasaje a Tahití' me fui al género histórico y con la 'Trilogía de la Ciudad Blanca' entré en la intriga, pero con la componente histórica que siempre me tentó. Esta es sobre todo un 'thriller'.
-La presenta también como un trabajado tapiz de la Edad Media.
-Quería contar el día a día de aquel tiempo. El de los ricos y poderosos como Leonor, y de los aquitanos más modestos. Viajé por la antigua Aquitania para documentarme sobre gastronomía medieval, abadías, iluminadores de libros de horas, herboristería y venenos. Es un fresco de la política medieval, de los grandes amores, los incestos, los asedios y envenenamientos.
Leonor de Aquitania. «Tenía inteligencia política y una vasta cultura, hablaba cuatro idiomas y era muy buena cetrera»
La novela. «Me documenté sobre gastronomía de la época, iluminadores de libros de horas, venenos, abadías...»
-El incesto, ¿fue crucial en la estirpe de Aquitania?
-Marca la vida de Leonor desde su nacimiento. Su abuelo, casado con Felipa de Tolosa, secuestra a la mujer de uno de sus más fieles vasallos, la instala en la torre y echa a su abuela. Obliga a su hijo, duque de Aquitania, a casarse con la hija de su amante, con lo cual Leonor es hija de hermanastros forzados que se odian. Desde los ocho años está además fascinada por su tío y gran amor, Raymond de Poatiers, que le llevaba solo nueve años.
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-Es una novela sangrienta pero no 'gore', advierte.
-Desde luego. Y eso que en la Alta Edad Media se mataba a troche y moche. He ido a las actas del Rey Sancho VII de Navarra y sé cómo juzgaba. Las formas de matar reos eran atroces: 'El tormento del agua', obligándoles a beber hasta la muerte; atando el pene con un cordel e impidiendo miccionar hasta que estallara la vejiga. Los normandos extraían los pulmones de sus enemigos, aún vivos, a través de las costillas y por la espalda, para que quedaran en forma de alas en lo que llamaban 'El águila de sangre'. Con 'El beso de la adelfa' se impregnaban con esta planta los chupetes para deshacerse de bebés no deseados. Reflejo todas esas muertes tan crueles, pero no es 'gore'. Es una novela luminosa y con mucho veneno en todos los sentidos.
-¿Qué valores introduce en la novela que sean útiles hoy?
-El lema de los aquitanos al principio de la novela era 'Solo Sé Subir'. Ante cada problema, opta siempre por la respuesta que te haga ascender. Eran destructivos y acabaron siendo los más ricos y poderosos de la cristiandad, pero con un coste brutal de vidas. Al final, ese lema cambia por 'Solo Sé Seguir'. Eso vale hoy. Seguir la vida no va a ser lo más fácil, pero tenemos la obligación de ser más fuertes.
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-Sigamos en la actualidad, ¿cómo ve la realidad española?
-Con cierta desesperanza, como creo que le pasa a la mayoría. Seguimos en medio de la pandemia. Nos gustaría estar al final, pero no es así. Si fuera el juego de la oca, estaríamos en las casillas de la mitad. Parece que no estemos a la altura de la situación ni a nivel individual, ni colectivo ni político. Veo irresponsabilidad por abajo y por arriba. Entre la ciudadanía y entre los políticos.
-¿Encuentra consuelo en los libros?
-Y de qué manera. Son una evasión y un ancla. Me permiten entrar en otros mundos en los que quiero estar. En mundos sin mascarilla y con personajes coherentes de los que sé qué puedo esperar. Eliges un universo que te gusta y te quedas en él. No tiene efectos secundarios. La literatura nos salva de la cruda realidad, ahora más incómoda que nunca y que nos ha puesto frente al espejo a todos.
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-¿Por qué se desprecia la literatura de éxito masivo?
-Es injusto pensar que un millón de lectores tienen peor gusto que cien. Tengo un enorme respeto por la inteligencia de los lectores, que son de todas las edades y el centro del mundo cultural y literario. ¿Se diría que un iPhone, por ser el que más se vende, es el peor teléfono del mercado?. Con la literatura, a veces, pasa. Pero algo tiene el agua para que la bendigan.
-¿'Aquitania' dará para una serie o película?
-Querría que fuera una serie. Sería dificilísimo concentrarla en hora y media. Mis novelas tienen muchas capas. Escribo para un lector inteligente y cada cuál se queda con lo que le interesa. Aquí podría ser el triángulo amoroso entre Leonor, su tío y el rey Luis VII; con la investigación de los venenos o con la parte criptográfica y la política.
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