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Nos dejamos tratar como críos por los políticos y somos una sociedad de pensamiento perezoso. Lo dice David Trueba (Madrid, 51 años), que traza una sulfúrica radiografía de la política y las campañas electorales en la novela 'Queridos niños' (Anagrama). El 'prota' es Basilio, 'el ... Hipopótamo', periodista obeso, agresivo y rencoroso, que acepta el encargo de hacer presidenta en tres semanas a una candidata conservadora.
-¿Los políticos son como niños y nos tratan como tales?
-Hemos decidido comportarnos como críos. Y ellos adecuan sus caramelos a las exigencias del cliente.
-¿Decimos lo que los demás quieren oír y vivimos en campaña constante?
-Nos exhibimos en un escaparate mostrando solo el lado más agradable, pendientes de ganar 'likes' para gustar, gustar y gustar, y no confrontar. Y ese choque es importante. Lo normal es que haya gente en desacuerdo contigo, a quien no le guste lo que haces. Pero no debes temer decir lo que quieres decir. A la larga, solo te respetarán si creen que dices lo que piensas.
-¿El populismo lo invade todo?
-Sí. A los políticos, la crítica les va en salario. Pero en todos los ámbitos está ese deseo de agradar, una mutación constante para ser lo que se te pide que seas. Ese exhibicionismo narcisista nos ha llevado al populismo global. Damos pésames, nos indignamos y solidarizamos en tromba... Como en los programas de la tele en los que el regidor saca un cartel que dice: 'aplaudan', 'lloren', 'rían'. Todos lo hacemos a la vez por miedo a la crítica.
-Redes y móviles ¿son un tirano universal?
-Pues sí. Son una amenaza. Cualquier cosa que hagas puede procurarte un castigo global. Eso nos acogota. La tecnología nos roba libertad, en vez de hacer que la libertad sea más gozosa.
-¿La política es puro teatro?
-Todo lo que se retransmite acaba por ser teatral y circense. Debemos recuperar la integridad del votante, para exigir algo más que lemas, hallazgos y frases hechas pero vacías.
-¿Solo vale ganar, ganar y ganar, como decía Luis Aragonés del fútbol?
-Ganar lo tapa todo y hace olvidarlo todo. Pero la imposición del triunfo deportivo en todos los valores de la vida es nefasta. El resultado no lo justifica todo. A todo político le viene bien perder alguna vez para saber ganar mejor.
-¿Somos una sociedad sumisa y ovejil que se tapa la nariz?
-Somos una sociedad distraída, y eso nos conduce a ser perezosos en el esfuerzo de pensar. Hay que pensar bien, con datos y análisis. Estar muy bien informado es el reto más difícil de una sociedad.
-Todo el mundo tiene un amo, se dice ¿Cuál es suyo?
-No tenerlos ha sido y es mi desafío. Desde la adolescencia me propuse ser responsable de mis defectos y errores, y no echarle la culpa a un jefe.
-¿Su mayor defecto?
-La vanidad, creo. Es el peor cuando conduce a la soberbia. Pero cuando se encuentra con el humor conduce a la tolerancia y a la transigencia.
-¿La sátira y el humor son armas cargadas de futuro, como decía Celaya de la poesía?
-Sin duda. El humor desacraliza, es el antidogmatismo y el antiintegrismo. La negación de la lealtad ciega. Te da distancia. Hay que salir de casa reído de uno mismo. El buen humor no puede ser nunca un ataque. Comienza por ti mismo. Si te ríes de ti podrás reírte de casi todo.
-Con el corazón 'partío' entre la literatura y el cine, ¿Le satisface más rodar o escribir?
-Por mi alma quijotesca, en el cine he batallado contra la industria y un sistema que a veces me parece nefasto. Ahora sé que no es la mejor estrategia. Que quizá sea mejor infiltrarse en el sistema y actuar desde dentro. Quizá no hay vida fuera del sistema.
-La mentira es primordial en la literatura, en el cine y ¿en la política?
-Al lector y al espectador les dices: te voy a contar una mentira que acabarás sintiendo como una verdad. En la política no se hace ese pacto de salida. Se intenta apelar a la pureza falseada. Habría que dejar claro a la gente que la política tiene una parte de teatro, y que se cumplirá con él, pero también con su parte de verdad. Pero nos hemos quedado en el teatro.
-¿En qué se anda?
-Terminando un documental en cuatro episodios sobre Jordi Pujol que se llama 'La Sagrada Familia' y que se estrenará antes de fin de año. Me ayudó para la novela.
-¿Nos iría mejor con una presidenta como Amelia Tomás, la candidata de su novela?
-Por suerte o por desgracia las políticas son bastante parecidas a los políticos. Los hay buenos, malos, honestos y corruptos. Va siendo hora de que algunas mujeres accedan al liderazgo de los partidos politicos, que son el trampolín de la carrera presidencial. Pero hay que ir a las antípodas para encontrar una presidenta.
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