Cuerpos fracturados para denunciar la ceguera de la sociedad

En oro, en plata, en madera o en resinas. Así traslada la escultora peruana Ana María Westphalen Rodríguez de Miró-Quesada el miedo de la sociedad a enfrentar una realidad que todos tenemos ante nuestros ojos. «Si continúas con los ojos cerrados, estas atrocidades seguirán ocurriendo», señala. «No solo hay que denunciar, hay que hacer un llamado a la acción», revela.

Su grito queda plasmado en la exposición Cuerpos Fracturados, abierta al público en la madrileña Galería Mestiza en Calle Larra 10 hasta el 29 de septiembre, en varias esculturas

de bronce, aluminio y fibras de vidrio para denunciar el bullying y las esterilizaciones forzadas ocurridas en el Perú en la década de los 90, durante la dictadura fujimorista. «Esta obra nos dice que todavía podemos cambiar, y que ese cambio está en cada uno de nosotros», señala Malena Santillana, artista peruana.

A finales del S.XX, el país andino vivió una dura época de represión que significó la vulneración de los derechos humanos y reproductivos de más de 280.000 mujeres indígenas de bajos recursos, y es tratada por Westphalen con sensibilidad femenina y ojo crítico, con los que entrelaza la tristeza y la brutalidad del hecho.

Además, la escultora latinoamericana nos muestra su búsqueda de una estética que nos despierte del letargo a través de experiencias colaborativas con personas privadas de su libertad en uno de los sistemas carcelarios más hacinados e inhumanos del mundo. Nos muestra cómo puede surgir la belleza del talento y de una mano que se tiende para dar una oportunidad, lo que lleva su obra de la teoría a la acción.

La obra de Westphalen llega a España después de triunfar en otros países europeos. Recientemente, sus denuncias talladas en piedra de Huamanga y en madera fueron reconocidas en la muestra francesa Comparaisons, una exhibición colectiva que se realiza cada año en el Grand Palais de París. «Esta obra nos dice que todavía podemos cambiar, y que ese cambio está en cada uno de nosotros», añade Santillana.

Hija de la poetisa Yolanda Rodríguez Cartland y sobrina del poeta Emilio Adolfo Westphalen, Ana María ha tenido la cultura desde siempre en casa. Un legado que se ha mantenido y ha sumado con el matrimonio con Francisco Miró-Quesada Rada, director del diario El Comercio de Perú y exembajador en Francia.

Westphalen, autodidacta, comenzó sus exposiciones en Lima, donde ha cimentado gran parte del éxito de su carrera. En 2002, junto con otros artistas, expuso su obra 'Mujer, artista de hoy' en la Organización de los Estados Americanos en Washington. Un año más tarde, participó en la muestra Esculturas en plata en Iberjoya, en Madrid.

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