La frontera del dolor

Fernando Belzunce

Madrid

Viernes, 28 de diciembre 2007, 17:14

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El joven cordobés Gerardo Olivares recorrió América haciendo documentales sobre rutas hasta que se cansó y cambió de continente. En sus viajes por África, se topó con desplazamientos más sobrecogedores: los que hacen cada año miles de personas, obligadas a huir de sus casas por las guerras, el hambre o la enfermedad. Así surgió '14 kilómetros', un falso documental que sigue a tres personajes en su éxodo por el desierto hasta llegar a Marruecos, tierra de traficantes sin escrúpulos. A las puertas de esos 14 kilómetros de mar que separan África de Europa.

La luminosa cinta de Olivares se detiene en el viaje más desconocido de los emigrantes. No el del televisado patuco, sino el de las dunas, los poblados de mala muerte y las fronteras corruptas. Uno de los protagonistas es jugador de fútbol y quiere triunfar en Europa, a donde viaja acompañado de su hermano y de una joven obligada a prostituirse. Se trata de una cinta inocente y bienpensante, que deja alguna leccioncilla, como la que le suelta un tuareg a uno de los fugitivos: «Valdría más que empleárais vuestro dinero y vuestro esfuerzo en crear un negocio aquí». De la mano de tres jóvenes africanos -Violeta, Buba y Mukela- el espectador recorre un tortuoso viaje a través del Sáhara para conocer lo que nunca enseñan los medios de comunicación. El autor estima que las imágenes y noticias que trasladan a diario los medios de comunicación, con la llegada de los cayucos a las Canarias, sólo muestra la punta del iceberg de un drama gigantesco. Esas imágenes de rostros exhaustos dan buena fe de la dureza del viaje, un viaje que tiene su punto de partida a miles de kilómetros de distancia y que puede durar más de un año. Olivares filma con gran belleza el desierto, como si fuera un mar azotado por olas de arena, y emociona en algunas secuencias, protagonizadas por gentes metidas a actores que conocen muy bien la amargura de la situación. Al parecer, la Espiga de Oro de la Seminci premió ese esfuerzo, pero pareció un excesivo premio para este modesto filme que tampoco aporta una visión original ni añade nueva información a tan terrible tema. Una película «muy liviana, muy fresca y muy de verdad», explicó Olivares tras conocerse el palmarés de Valladolid.