Fallece Diego Galán, exdirector del Festival de Cine de San Sebastián

En la última entrevista concedida a este periódico, días después de recibir la Medalla de Honor de la Academia, Galán reconocía que «lo he pasado bien en cada trabajo, pero mi etapa más feliz fue en San Sebastián». La ciudad premió su dedicación al Zinemaldia con el Tambor de Oro en 2001. El entonces alcalde de la ciudad, el socialista Odón Elorza, destacó su entrega a esta labor, su talante conciliador y su colaboración en la consolidación del certamen entre algunos de sus méritos para recibir el premio. Galán recibió con sorpresa esta distinción «porque siempre se le da a alguien de fuera y yo me considero donostiarra», explicaba entonces. Aunque nació en Tánger (Marruecos) y vivía en Madrid, él siempre se consideró un donostiarra más.

u relación con el Festival de Cine de San Sebastián comenzó como crítico, como asesor general en 1985 y un año más tarde como director del certamen. Esta primera etapa concluyó en el año 89 y dejó en su haber la recuperación de la categoría A e iniciativas que, como el premio Donostia, consiguen atraer a grandes figuras del cine a la ciudad y recuperar el glamour del certamen. También fue mérito suyo convertir el Velódromo en una sala de cine que el director Oliver Stone llegó a calificar como «la mejor del mundo». Volvió a hacerse cargo del certamen en 1993 con la meta de popularizar el Festival y sumar cada año más y más espectadores. Dejó el cargo en el 2000 con el objetivo cumplido, aunque mantuvo su vínculo con el Zinemaldia como consejero.

Galán es realizador de numerosos documentales centrados en la historia del cine español y ha dirigido, entre otros, trabajos sobre el montador Pablo G. del Amo ('Pablo G. del Amo, un montador de ilusiones'), el Festival de San Sebastián ('Una historia de Zinemaldia') y ha abordado cómo el cine español ha representado a lo largo de su historia a la mujer ('Con la pata quebrada') y al hombre ('Manda huevos').

Además, su labor se ha desarrollado también en televisión, con las series de no ficción 'Memorias del cine español' y 'Queridos cómicos'. Es autor también de varios libros sobre el cine español, entre ellos '18 españoles de posguerra' -en colaboración con Fernando Lara-; 'Venturas y desventuras de la prima Angélica'; 'Berlanga o el cine muerto de hambre'; 'Fernando Fernán-Gómez, apasionadas andanzas de un señor muy pelirrojo'; 'Emiliano Piedra, un productor'; 'Jaime de Armiñan; 15 cartas a Fernando Rey'; 'La buena memoria de Fernando Fernán-Gómez'; 'Pilar Miró: nadie me enseñó a vivir'; y '50 años de rodaje. Festival de Cine de San Sebastián'.

Tras conocer la noticia del fallecimiento de Galán, desde el Festival de Cine de San Sebastián han mostrado su pesar por el adiós del cineasta. «Convertiste el Zinemaldia en un festival de todos y nunca te olvidaremos». El actual director de Festival de Cine de San Sebastián también se ha sumado a título individual a las condolencias y ha recordado que sin Diego Galán «no se podría entender la historia de nuestro festival».

Por su parte, la Diputación Foral de Gipuzkoa también ha querido mostrar su pesar por el fallecimiento del cineasta y ha agradecido su «gran compromiso y vinculación con el Festival de Cine de San Sebastián tanto como director y posteriormente como consejero». La institución ha puesto en valor la instauración del Premio Donostia, «que permitió la llegada de estrellas como Bette Davis, Glenn Ford, Gregory Peck o Robert Mitchum y el salto al glamour internacional y las proyecciones en el Velódromo que popularizó el Festival entre el público más joven. Y aunque su gran pena confesada fue no haber conseguido traer al actor Jack Lemmon, nos dejó un excelente testimonio lleno de anécdotas y vivencias del Festival como fue el libro 'Jack Lemmon nunca cenó aquí'« .

El diputado de Cultura Denis Itxaso ha destacado que «Diego Galán fue un magnífico director del Festival al que dio nuevos bríos y aires y al que estuvo estrechamente vinculado durante muchísimos años y al que apoyó siempre, como apoyó también al cine español. Por eso, los guipuzcoanos tienen una deuda de gratitud con él y recordarán siempre con cariño su sonrisa, su saber, su buen hacer y su pasión por el cine, por el Festival y por esta tierra».