Paula Rosas
París
Sábado, 29 de febrero 2020, 17:04
El debate es viejo y, al menos en Francia, no parecen haber llegado a un consenso. ¿Se puede separar al artista de la obra? Una mayoría de la Academia del Cine francés parece pensar que sí y, como prueba, el premio al mejor director que ... la industria ha otorgado a Roman Polanski en la última y polémica edición de los premios César. La otra mitad ha dado el portazo, indignada de que el mundo del cine recompense a un hombre acusado de pedofilia y violación.
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El galardón al polémico director ha puesto de relieve la profunda división del cine francés en la era del #MeToo, en la que el despertar social ante una lacra, esa que ha emponzoñado la industria desde hace décadas, se enfrenta al muro de los que intentan separar quirúrgicamente lo que vemos en la pantalla de lo que sucede detrás de ella. Los César han consolidado a Polanski como intocable, pero la controversia no se acaba con la ceremonia de entrega de premios.
No estuvo allí, tampoco su equipo, pero era el elefante en la habitación. Todo giró en torno a él tanto dentro como fuera de la sala Pleyel, donde se celebraba la gala que desde hace 45 años premia a los mejores del cine francés. A las puertas, grupos feministas clamaban contra «Violanski» y los «César de la vergüenza», que habían nominado a la película del realizador franco-polaco a 12 categorías. Dentro, Polanski recibía el tratamiento de Lord Voldemort: todos hablaban de él, pero su nombre estaba proscrito. Se le llamó «Popol», «Atchoum», incluso se carraspeó al pronunciar su patronímico, como hizo el actor Jean Pierre Darroussin al entregar el premio al mejor guión adaptado, que se llevaron Polanski y Robert Harris por «J'accuse» (El oficial y el espía).
La presentadora de la ceremonia, la humorista Florence Foresti, supo sortear con ingenio y humor «los doce problemas de esta noche», bromeó con la dificultad que había tenido para encontrar a quien entregara los posibles galardones que podía llevarse aquel a quien nadie quería nombrar, pero cuando al final de la gala se desveló que Polanski era recompensado con el premio al mejor director, Foresti no volvió a aparecer por el escenario. En sus redes sociales sobre un fondo negro, escribió «asqueada».
Más comentada fue la espantada que hizo, al grito de «¡Es una vergüenza!», la actriz Adèle Haenel cuando cayó la bomba. Haenel, que esta semana advertía en una entrevista con The New York Times que «distinguir a Polanski sería como escupir en la cara de todas las víctimas», se ha convertido en el símbolo del #MeToo en el cine galo desde que denunciara el año pasado por acoso sexual al director Christophe Ruggia. La única que abiertamente defendió a Polanski fue su amiga la actriz Fanny Ardant: «Quiero mucho, mucho a Roman Polanski y estoy muy feliz por él. No todo el mundo está de acuerdo, pero ¡viva la libertad!». La mayoría de los premiados, sin embargo, intentaron esquivar las cámaras y el debate.
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¿Qué recompensa un premio al fin y al cabo, la obra o a la persona? Ayer, el ministro de Cultura galo, Franck Riester, que se había manifestado en contra del boicot a «J'accuse», consideraba que un galardón como el de mejor director «celebra no solo la obra, sino que celebra al hombre» y que, por lo tanto, manda «una mala señal a la sociedad, a las mujeres y a todos esos que se baten contra las agresiones sexuales y sexistas». La Academia de los César, dijo en una entrevista radiofónica, «debe transformarse» porque «cada vez que se entrega un César hay, obviamente, un reconocimiento artístico, pero también un mensaje que se envía a la sociedad».
La polémica por Polanski ensombreció a la gran ganadora de la noche, 'Los Miserables', de Ladj Ly que, con cuatro premios, se no solo se ganó el respeto de la profesión como mejor película francesa de 2019, sino también del público, que ya la había recompensado en las salas.
Anaïs Demosutier fue la mejor actriz por 'Los consejos de Alice' y Roschdy Zem mejor actor por 'Roubaix, une lumière'. Fanny Ardant, por 'La Belle Époque' -película que también ganó el mejor guión original- y Swann Arlaud por 'Gracias a Dios' fueron los mejores secundarios.
'Parásitos' siguió su camino de gloria con el galardón a la mejor película extranjera y la deliciosa '¿Dónde está mi cuerpo?' se alzó como mejor película de animación y mejor música. 'Papicha', de Mounia Mennour, también irrumpió con fuerza en el cine francés, con la estatuilla a la mejor dirección novel y mejor actriz revelación, Lyna Khoudry.
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