Almodóvar: estética, pasión y posmodernidad

A juicio de Sánchez Noriega, Almodóvar se encuentra en ese grupo de destacados cineastas “cuya filmografía en conjunto es superior a la suma de los filmes individuales porque han logrado construir un mundo propio a través de sus obras cinematográficas”. Directores que consiguen crear hasta un adjetivo, sea este ‘felliniano’ o ‘buñueliano’. Y categoría, claro, en la que está el ‘almodovariano’ realizador. “La filmografía de Almodóvar sustenta una cosmovisión, pone en pie un mundo de ficción donde es posible establecer relaciones de unas películas con otras, apreciar continuidades en personajes e historias, comprender los intereses y valores del cineasta, percatarse de paralelismos de acciones, constatar la evolución en el tratamiento de un tema”, subraya el profesor.

En su opinión, el ‘Universo Almodóvar’ que da nombre al libro es “muy reconocible y asequible para un espectador que se identifica con la globalidad o con componentes particulares, y resulta significativo de la sociedad actual y de nuestros contemporáneos con sus deseos, valores, incertidumbres, estilos de vida… Trasciende, en buena medida, los títulos concretos porque se revela de forma más elocuente en secuencias aisladas, personajes, concretos, diálogos sintomáticos… y en esos elementos que permiten una aproximación transversal a esta filmografía”.

Además de las temáticas, el libro analiza las respectivas épocas sobre las que se levantan las películas de Almódovar y un contexto formado por “los espacios domésticos o urbanos, el deseo y el sexo, músicas y letras de canciones, falsos anuncios, obras de teatros, crímenes y enfermedades...” sin los que sería imposible entender a un director que ha conseguido llevar un cine “de raíces mesetarias a los espacios culturales más universales, desde La Croisette de Cannes al Moma neoyorkino”, pasando por universidades y escuelas de cine de todo el mundo, y que en España, además de un referente artístico y el icono de la movida, ha tenido un destacado papel sociológico, anticipándose “a la comprensión actual de la identidad de género, a la tensión entre ficción y realidad y a la reformulación de la familia”, asevera Sánchez Noriega.