Un actor que corre en el bosque y busca la paz en las iglesias

Àlex Brendemühl ·

A este hombre de mirada perturbadora le llaman para dar vida a psicópatas. No saben que es un trozo de pan. Habla cinco idiomas y le gustan los juegos de mesa en familia

antonio paniagua

Domingo, 10 de enero 2021, 00:48

Barcelonés de padre alemán, el actor Àlex Brendemühl es bien conocido en el cine y el teatro, donde le reclaman para dar vida a personajes tremebundos. Algo paradójico, pues con su habla calmosa parece incapaz de matar a una mosca. De 48 años, ha encarnado ... más de un centenar de personajes a las órdenes de los más reputados directores, desde Jaime Rosales a Cesc Gay. A finales de enero se le podrá ver en 'Los espabilados', una serie creada por Albert Espinosa y que se empieza emitir el día 29 en Movistar. Esta vez se pone en la piel de un psiquiatra de la vieja escuela que añora la mano dura para tratar a chavales inadaptados.

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  1. Lunes

7.30 horas. Preparo el desayuno para la familia, mi mujer, mi hijo de 15 años y mis dos niñas de 9 y 7. A veces pongo la radio y miro el correo. Acompaño a mis hijas al cole, al que vamos andando.

12.00 horas. De aquí a diez días empiezo dos rodajes. Estoy inmerso en la pruebas de vestuario de una película de Félix Viscarret. Y también ando metido en los ensayos para buscar una actriz de cara a la próxima película de Cesc Gay. Hasta hace poco he representando en la sala Beckett de Barcelona 'El combate del siglo', una obra de Denise Duncan que habla sobre Jack Johnson, el primer boxeador negro que ganó el campeonato mundial de pesos pesados contra Jim Jeffries.

18.00 horas. Vamos todo el día de prueba médica en prueba médica, haciéndonos PCR y test de antígenos y rellenando formularios. La verdad es que no me puedo quejar, tengo trabajo y hago cosas interesantes. Durante el confinamiento he estado en casa con la familia, preparando un espectáculo que se llama 'Exilio', una función poético-musical con textos de quienes tuvieron que dejar el país, como José Hierro o María Zambrano. Pudimos estrenarla en Menorca, pero en seguida nos cerraron el teatro por la pandemia.

  1. Martes

8.00 horas. Para mí un día perfecto consiste en correr por el bosque. Correr es mi forma de meditar y ordenar las ideas. Lo hago dos o tres días a la semana. Lo ideal es hacerlo temprano, cuando está saliendo el sol y hace fresquito. Y después de eso, ir a comer a un restaurante con la familia. Un buen fin de la jornada sería encerrarse en casa y ponernos con juegos de mesa.

16.00 horas. La vida del actor es sacrificada. La gente piensa que es una juerga constante, pero a veces es muy duro. Es una industria muy exigente y muy olvidadiza también. Yo, con 48 años, no dejo de presentarme a 'castings'. Fingir emociones cuando no te apetece desgasta mucho. Una vez tuve que trabajar en un rodaje cuando se había muerto mi padrino. No quería ir, pero la productora me amenazó con una demanda por incumplimiento de contrato porque no era un familiar directo. A contrapelo tuve que rodar una secuencia por el capricho del director. Y me tuve que joder.

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  1. Miércoles

10.30 horas. Toco el fagot y el saxo, aunque ahora no tengo tiempo para estudiar. Entre mis aficiones también están el esquí, el windsurf, la vela, que es un deporte que me apasiona y que últimamente no practico demasiado.

12.30 horas. Los que me conocen sabe que soy buena gente, un trozo de pan. También un poco cabroncete, hay que admitirlo. Pero por mi físico o mi voz, en el cine se me ha visto encarnando personajes hieráticos, fríos y contenidos. Hubo épocas en que hice muchos psicópatas y esquizofrénicos. Luego pasé a interpretar asesinos en serie. Va por rachas. Es curioso porque la gente tiende a pensar que soy así.

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23.45 horas. Soy trasnochador. Es muy saludable correrse una juerga. Me gusta salir a bailar, estar con los amigos y hacer tonterías. Es maravilloso poder salir sin mirar el reloj, ir y venir, moverte con libertad. Me parece muy necesario y ahora lo echo mucho de menos.

  1. Jueves

19.00 horas. Si no hubiera sido actor me hubiera dedicado a la comunicación o los idiomas. Cuando terminé Arte Dramático estudié Traducción. También estuve un año cursando Filología Árabe, aunque ya lo he olvidado. Hice de intérprete de francés y alemán, y me salió bastante trabajo como traductor, cosa que también me gustaba. De padre alemán y madre catalana, soy trilingüe y hablo cinco idiomas: las lenguas maternas de ellos, además de inglés, francés y español. Mi pasión y mi fuerte son las lenguas, el hablar diferentes idiomas me estimula y activa el cerebro.

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23.00 horas. Suelo ver series y películas en la cama, antes de dormir, en el ordenador. Soy bastante insoportable porque las veo con ojos de profesional. A veces las comento en voz alta y puedo llegar a ser insufrible. He cumplido la profecía de un profesor de la escuela de arte dramático que daba teoría literaria y que nos dijo: «a partir de ahora, dejaréis de disfrutar de las obras de teatro y las películas como hacíais hasta ahora, con una mirada virgen». Es cierto, ahora soy un espectador crítico y analítico, tanto que a veces no sé disfrutar de la ficción como antes.

  1. Viernes

13.30 horas. Mi representante me anima a estar en las redes sociales. Trato de usarlas con moderación y control, sin ser esclavo de ellas, porque son muy adictivas. Ahora se contratan actores en función del número de seguidores que tienen en las redes. Es una gran falacia, esa gente tiende a vivir engañada, con una máscara social que se han construido ellos mismos.

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19.00 horas. En momentos de dificultad, aunque no soy creyente, a veces me sorprendo diciendo: «si hay por ahí algún dios que me pueda ayudar, que se manifieste». Creo en la energía del ser humano. Me gustan los rituales, las ceremonias, los iconos de las iglesias, la paz que reina dentro de ellas. Los lugares de culto me parecen lugares de paz e introspección, sea cual sea la confesión.

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