Silverio graba el sonido de una campana en la parroquia de San Martiño de Pazó, en Allariz (Orense). S. C.

El campanero mayor de internet

Silverio Cavia, artista bilbaíno afincado en Burgos, ha recopilado en la web Tantalán más de 800 sonidos de campanas para evitar que los «wasaps de nuestros ancestros» caigan en el olvido

Jueves, 25 de enero 2024, 00:50

¿Por quién doblan las campanas? Seguramente repican por Silverio Cavia, un músico y actor afincado en Burgos y conocido por el nombre artístico de Silberius de Ura, que entre un montaje escénico y otro ha encontrado tiempo para crear Tantalán, la web en ... la que lleva recopilados los sonidos de 810 campanas de catedrales, iglesias, monasterios, colegiatas y ermitas de una treintena de provincias de toda España.

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El campanero mayor de internet, bilbaíno de 55 años, 'forjó' Tantalán (tantalan.com) para preservar del olvido la riqueza sonora de nuestro catálogo de toques de campana manuales, que la Unesco reconoció en 2022 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y que en un pasado no tan lejano llamaba a difuntos, anunciaba fiestas, alertaba de alguna catástrofe o avisaba de la llegada del pastor comunal que paraba en cada casa para recoger las ovejas y llevarlas al campo. «Hasta hace 50 años los toques de campana en los pueblos eran los que transmitían un mensaje inmediato a los vecinos. Eran los wasaps de nuestros ancestros y me gustaría que ese lenguaje no se perdiera», cuenta Silverio por teléfono desde las tierras del Cid.

Con esa sugerente onomatopeya que ya nos evoca el sonido del instrumento, Tantalán echó a andar discretamente en mayo del año pasado y en estos últimos meses ha ido abriéndose a una comunidad de colaboradores que envían fotografías y sonidos de los campanarios de sus municipios, con lo que el archivo sonoro y visual de la plataforma no deja de crecer. «Hasta me han mandado toques de una iglesia de Londres, la de Saint James en el barrio de Kidbrooke«, dice admirado Silverio, que se ha propuesto como reto aglutinar en su portal el 'tan-tan' de más campanarios europeos «porque en Alemania, Francia o Italia hay una gran tradición campanera», detalla.

Sobre estas líneas y de arriba abajo, Silverio fotografía una campana del Monasterio de Lerma. Imagen de Santos, el campanero de Barbadillo del Mercado, en Burgos. Y Silverio bromea bajo una campana en una iglesia de Zuia, en Álava S. C.

La web, de uso sencillo e intuitivo, no solo permite tañer las campanas y escuchar nítidamente su sonido; también proporciona información sobre la historia del bronce, sus fundidores, las inscripciones que aún se conservan en el viejo metal y los repiques vernáculos de cada lugar, «porque había matices en el ritmo, la cadencia y los sonidos».

Recuerda Silverio que cada pueblo, por ejemplo, tenía su propio toque de muertos, y que éste era distinto si se trataba de un hombre o una mujer o un niño, o si el difunto era un vecino opulento o humilde. «Los campaneros están desapareciendo y con ellos sus toques manuales; en Tantalán busco rescatarlos», apunta consciente de que cada vez más campanarios rurales funcionan de forma automatizada.

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En esa emocionante tarea de rastreo y documentación, Cavia encontró la complicidad de párrocos, monjes, abadesas, vecinos y campaneros que le abrieron de par en par sus atalayas y le contaron las historias de las campanas y el lenguaje de sus sonidos. Así descubrió curiosidades como que en algunos campanarios de las Carmelitas, los badajos están amarrados con los cintos con que las monjas ciñen sus hábitos.

También se maravilló con el 'tentenublo', un toque manual de campana propio de la aldea burgalesa de Santillán del Agua, que, según le contaron, espanta a las tormentas y convierte el granizo en agua para evitar los daños a las cosechas. «Lo más curioso es que a 600 kilómetros de allí, en un pueblecito de Orense, me tope con el toque del 'tentetrono', que también servía para ahuyentar las tormentas, y luego he visto que este código se repetía en otros lugares de España, con un lenguaje común, ¿no es algo mágico?», reflexiona Silverio sobre ese poder de comunicación universal que atesoran las campanas.

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El Tan-Trivial

Cavia, nacido en Bilbao, pero criado en el pueblo burgalés de Ura (de ahí su nombre artístico de Silberius de Ura) se ha topado con bronces monumentales, como el de la abadía de Santo Domingo de Silos, «un campanón enorme de dos toneladas con un sonido precioso», así como con piezas fundidas hace más de 500 años. «Me conmueve mucho pensar en a cuántas miles de personas se han dirigido esas campanas con su voz a lo largo de los siglos para contarles cosas que estaban sucediendo en el pueblo», comenta Silverio, que 'heredó' el nombre de su padre y de su abuelo por tradición familiar.

Además de artista escénico, Silberius de Ura es un 'manitas' en el diseño de páginas web y se las ha ingeniado para que el internauta que acceda a Tantalán aprenda a distinguir los diferentes toques manuales de campana. Para ello ha creado un apartado lúdico llamado Tan-Trivial, con un test en el que reproduce un sonido y propone tres opciones, por ejemplo si el toque corresponde al Ángelus o es un repique festivo o un toque de arrebato por un incendio. Mediante esta especie de concurso pretende divulgar de una forma amena el lenguaje de las campanas. Así que si te preguntas por quién doblan las campanas... ya sabes: seguramente doblan por ti.

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