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José Ramón Alonso, ante un retrato de Santiago Ramón y Cajal en el Centro de interpretación Ramón y Cajal de Ayerbe (Huesca). R. C.
«Cajal está entre los grandes de la ciencia mundial»

José Ramón Alonso

Neurocientífico y divulgador
«Cajal está entre los grandes de la ciencia mundial»

El catedrático de Biología recopila en un libro 1.500 citas del mejor científico de la historia de España que ayudan a descubrir su figura. «Pregunte a los jóvenes por el nombre de tres científicos y tres futbolistas. ¿Tiene alguna duda de lo que va a pasar?», comenta el autor de 'Citas con Cajal'

Lunes, 3 de julio 2023, 00:42

¿Qué demonios pasaba por la cabeza del mejor científico español de todos los tiempos cuando no tenía el ojo metido en el microscopio? ¿Qué pensaba esa mente prodigiosa sobre temas tan dispares como la religión, el humor, la muerte, el trabajo o incluso sobre ... Cataluña? 'Citas con Cajal' (Menoscuarto Ediciones) aporta una visión singular y curiosa de la figura y los pensamientos de ese genio llamado Santiago Ramón y Cajal (Petilla de Aragón, 1852-Madrid, 1934), que ganó el Nobel de Medicina en 1906 por descubrir las neuronas del cerebro, «las mariposas del alma», por lo que se le considera el padre de la neurociencia moderna.

Otro neurocientífico y divulgador, el catedrático de Biología Celular en la Universidad de Salamanca, José Ramón Alonso (Valladolid, 61 años), se ha encargado de escudriñar entre los más de 240 artículos y media docena de libros de Cajal para seleccionar las frases más memorables de don Santiago, más de 1.500 sentencias que definen a este sabio de la ciencia, que también cultivó la literatura y el dibujo.

Hijo de un pastor semianalfabeto que con una ambición de hierro acabó logrando una plaza de médico y llegó a dar clases de anatomía en la Universidad de Zaragoza, Cajal fue un terrible estudiante cuyas gamberradas juveniles le llevaron varias veces al calabozo del pueblo. «Cuando oigo hablar de un muchacho del que me dicen que es un caso perdido, siempre pienso, sí, como Cajal», comenta risueño Alonso. Pero como apunta en el prólogo, José Antonio Sacristán, director de la Fundación Lilly -que ha respaldado la edición del libro-, tenemos una cita con Cajal, tiene muchas cosas que decirnos, así que no le hagamos esperar.

-En 'Citas con Cajal' compara a Santiago Ramón y Cajal con Newton, Galileo y Pasteur, y también con Da Vinci y Miguel Ángel por sus dibujos artísticos de carácter científico, pero en su país aún no tiene un museo en condiciones...

-Quizá es que somos así. Los restos de Cervantes no se saben muy bien dónde están, nuestro mejor soldado es probablemente Blas de Lezo y su cuerpo fue enterrado en una fosa común y perdido para siempre, la calavera de Goya fue robada y está desaparecida… No cuidamos a los que han hecho grande este país. Por otro lado, me preocupa qué tipo de museo se pueda hacer. Tendría que ser un museo moderno, que uniera ciencia y arte, como hizo Cajal, que atrajera a los jóvenes para formar nuevas generaciones de investigadores, que generase, como también él decía, cerebros originales. Si va a ser un almacén cogiendo polvo, casi que prefiero que sigamos así, demostrando nuestra desidia y nuestro escaso interés por la ciencia.

-Si Cajal hubiera nacido en Estados Unidos, ¿dónde estaría?

-Donde ya está, entre los grandes de la ciencia de la historia mundial. Pero los americanos han tenido claro en todo el siglo XX que su poderío político, militar y económico se basaba en la ciencia y siguen en su acción política un compromiso claro con la inversión en ciencia y tecnología. Por eso siguen siendo el país líder en el mundo.

-¿Cómo uno de los grandes científicos de la historia es tan poco conocido entre nuestros jóvenes?

-Porque la ciencia no es un tema importante para nuestra sociedad. No hay más que ver las páginas que se dedican a ciencia en los principales periódicos y compararlos con las que se dedican, por ejemplo, a deportes. Pregunte a los jóvenes por el nombre de tres científicos y tres futbolistas. ¿Tiene alguna duda de lo que va a pasar? Leo habitualmente el 'New York Times' y 'The Guardian' y sus secciones de ciencia son espectaculares. Otro ejemplo: en las parrillas de televisión, ¿cuántas horas hay a la semana de programas del corazón y cuántas de programas de ciencia o divulgación científica? Cosechamos lo que sembramos, ni más ni menos.

-¿Hemos olvidado a Cajal?

-Es quizá el español con más calles dedicadas en pueblos y ciudades, pero creo que es menos conocido de lo que debería. Nos quedamos en un conocimiento superficial pero es un ejemplo de muchas cosas. Fue científico y profesor, pero también fotógrafo, dibujante, inventor, gestor, médico militar, padre de familia numerosa, académico, conferenciante, divulgador científico, regeneracionista y muchas cosas más. Recordarle nos hace mejores y pagamos un poco la gran deuda que tenemos con él.

-Si se mira en el espejo de Cajal, ¿qué ve reflejado? Usted, como él, es neurocientífico y divulgador…

«Hoy Cajal pelearía a favor de la juventud e impulsaría el desarrollo de la ciencia en España»

-Yo a Cajal no le puedo ni anudar los zapatos. Él se echó a la espalda elevar el nivel científico de este país, consiguió que miles de jóvenes, los famosos pensionados, mejorasen su formación en el extranjero, hizo una obra sólida y espléndida. Es también una persona humilde, generosa, trabajadora, con humor, es valiente en sus opiniones y es, en un término que parece que nos da vergüenza utilizar ahora o que algunos quieren secuestrar, un patriota. Ama a España y su forma de servirla es hacer que «a la carroza de la cultura española no le falte nunca más la rueda de la ciencia».

-En tres semanas tendremos elecciones generales... ¿qué pediría Cajal a Sánchez y Feijóo, que diría del estado actual de la ciencia en nuestro país?

-Cajal pediría a los políticos actuales algo muy parecido a lo que pedía a los de su época, que impulsaran el desarrollo de la ciencia en España, que aprovecharan la ciencia para que nuestra economía fuese más competitiva, que formásemos a los jóvenes más brillantes para dar un salto en positivo en la educación y la investigación, que impulsáramos la cooperación, la rendición de cuentas, la calidad y la cantera de jóvenes científicos.

Mil quinientas citas

-Más allá de sus descubrimientos del sistema neuronal… ¿cuál cree que es legado de don Santiago?

-Es un legado con muchas facetas. Una obra científica espectacular. Una obra artística que llevó la ilustración sobre el mundo microscópico a nuevas cotas de excelencia. Una escuela, que fue segada por esa tragedia que fue la Guerra Civil, pero que sentó las bases de una europeización de la universidad y un fomento de la ciencia en España. Un laboratorio que sigue vivo en el Instituto Cajal y en todos los que nos dedicamos al estudio del cerebro en nuestro país. Un impulso a la regeneración y modernización de España a través de la ciencia. Y una visión de un país moderno, equilibrado, justo, dialogante, algo que a veces echamos de menos

-Imagine a Cajal hoy… ¿cómo lo ve? ¿sería un gran 'influencer' de la ciencia superactivo en las redes sociales? ¿un tertuliano televisivo? ¿seguiría encerrado en su laboratorio?

-A él no le gustaban las cosas que le hacían perder el tiempo y le distraían de lo más importante, que era su trabajo. Pero también escribía en prensa, se carteaba con gran parte de la intelectualidad española y latinoamericana, le interesaba la política y la vida de la gente sencilla. Creo que haría oír su voz en momentos importantes, no se dejaría manipular y pelearía a favor de la juventud y del futuro de España.

-El amor de Cajal por la docencia y sus estudiantes queda muy patente en 'Citas con Cajal'… le encantaba enseñar y se declaraba el «más humilde de los profesores de España», ¡y era un Premio Nobel!

-Dicen que salvo enfermedad o algún viaje como el ir a recoger el premio Nobel a Estocolmo jamás faltó a clase. Era cumplidor, generoso con los alumnos, a los que perdonaba todo probablemente en recuerdo del mal estudiante que él había sido. Cuando oigo hablar de un muchacho del que me dicen que es un caso perdido, siempre pienso, sí, como Cajal.

«Los neurocientíficos del siglo XXI basamos todo nuestro trabajo en los cimientos que construyó don Santiago ladrillo a ladrillo»

-Su libro contiene 1.500 citas… ¿cómo las ha elegido?

-Releyendo sus libros, expurgando sus pensamientos, recopilando cosas que te hacen pensar, que nos enseñan quién era Cajal, pero que también nos dan pistas importantes sobre quiénes somos nosotros y en qué cosas tenemos que mejorar. Tiene lógicamente un sesgo personal y mi interés era reforzar el interés por Cajal e impulsar los tres pilares con los que trabajo como consejero científico de la Fundación Lilly: ciencia, medicina y humanismo.

-Es inevitable preguntarle por su cita favorita, la que más le ha marcado.

-Hay muchas, pero hay una que le retrata y me parece divertida. Dice así «Si el cielo es un lugar donde no se trabaja (visión puramente intuitiva de las perfecciones divinas), la beatitud eterna parece poco deseable». Es decir, si el cielo es un sitio donde no se trabaja, él no tiene mucho interés en ir allí. Ya dice de sí mismo que no es un sabio, sino un trabajador incansable.

Una visión moderna de la mujer

- Cajal dijo: «Los golpes de la adversidad son a veces útiles». No era un hombre de tirar la toalla… ¿no?

-No, era constante, tenaz, comprometido. Agarró un tema complicadísimo en la época, la estructura y el funcionamiento cerebral y lo fue dando, metafóricamente, con el hacha hasta tumbarlo. Los neurocientíficos del siglo XXI basamos todo nuestro trabajo en los cimientos que construyó don Santiago ladrillo a ladrillo.

-Otra de las citas que usted recoge dice: «Razonar y convencer, ¡qué difícil, largo y trabajoso! Sugestionar, ¡qué fácil, rápido y barato!». Parece que Cajal estuviera pensando en la política de hoy…

-Hay muchos comentarios de Cajal que son tremendamente actuales. Es un poco triste ver que hay muchas cosas que siguen prácticamente igual, pero es un regeneracionista, piensa que está en nuestras manos mejorar las cosas y muchas veces es un mensaje de esperanza, aunque también de exigencia e implicación.

-No tenía pelos en la lengua.

-No, dice las cosas con claridad. También comenta que cómo es posible que alguien presuma de no tener enemigos, ¿es que nunca ha defendido una verdad incómoda? Recuerdo leer periódicos de la época donde se comparaba lo que ganaba un científico como Cajal con lo que ganaba un torero o un futbolista y era bochornoso. Y en esas seguimos.

«España tiene un problema de cultura, de educación, de defensa de lo público, de una política con altura»

-Y ya hace cien años se mostraba como un feminista convencido y animaba a las mujeres a exigir que sus hijos llevaran el primer apellido de la madre...

-Tiene opiniones muy favorables a una visión moderna de la mujer y otras, más de su época, de una separación tradicional de papeles y funciones. Sin embargo, admira a las parejas de científicos como los Curie, le gusta esa relación de iguales, donde uno se potencia con el otro. También tiene palabras de reconocimiento a su esposa, que fue generosa en apoyarle, incluso con sacrificios personales, para que él pudiera desarrollar su carrera investigadora.

-A pesar de amar a España, también era crítico con su propio país y decía que el español piensa que el Estado debe mantenerle, mientras que el anglosajón cree que su deber primordial es mantener el Estado...

-He vivido en Estados Unidos y los americanos al menos no esperan al Estado. Estando de investigador en el Salk Institute de San Diego hubo unas inundaciones en Tijuana (México), a unos 30 kilómetros. En el instituto aparecieron carteles para que fuéramos los que quisiéramos con mantas, comida en lata y agua embotellada. Ir a ayudar tras un desastre natural. Aquí esperamos que llegue el ejército, protección civil o quien sea. En otros aspectos, la tragedia del desempleo hace que aquí valoremos un puesto de funcionario mucho más que en otros países, y eso ya es parte de nuestra visión del mundo. Valoramos más un puesto fijo que una carrera emprendedora y creativa.

-Cajal decía que «el problema de España es un problema de cultura», ¿esa cita sigue de actualidad?

-Sí, de cultura, de educación, de defensa de lo público, de patriotismo, de diálogo, de compromiso con nuestro país, de una política con nivel, con altura. Hay muchas cosas de las que podemos estar orgullosos, pero también hay otras que tenemos que mejorar.

-¿Seguimos viviendo en un país en que «el talento científico se desconoce a sí mismo» o en eso hemos avanzado?

-Hemos mejorado, pero nos queda mucha tarea. La ciencia es una carrera constante en la que si paras o te ralentizas, los de delante se alejan y los que estaban a tu nivel, te adelantan. En España vamos un poco a trompicones, sin poder planificar, las vacas gordas no son tan rollizas y las flacas se quedan durante demasiado tiempo.

La amistad y el cabello de una mujer

Las más de 1.500 citas recogidas por el profesor José Ramón Alonso están ordenadas temática y alfabéticamente, de manera que es sencillo encontrar las reflexiones de Cajal sobre asuntos tan dispares como el dinero, Dios, la justicia, la ignorancia, la envidia, el descanso o la muerte. O de la amistad, de la que dice algo llamativo... o quizá no tanto. Apunta Cajal que «hay pocos lazos de amistad tan fuertes que no pueden ser cortados por un cabello de mujer», lo que, a juicio de Alonso, revela lo enamoradizo que fue Cajal de joven, y la fuerza del amor en nuestras vidas, «también en la de los científicos que quiero creer que somos personas apasionadas», apunta el catedrático. Menciona, además, el premio Nobel la vejez. «No deben preocuparnos las arrugas del rostro sino las del cerebro», señala el ilustre navarro de Petilla de Aragón, que vivió 82 años. «Tuvo una vida larga y, sobre todo al final, piensa mucho en el envejecimiento, la decadencia y el olvido», ilustra Alonso, que considera que son temas de plena actualidad y que ya salían en sus escritos, como «las enfermedades neurodegenerativas, la pérdida de memoria o el efecto de la experiencia sobre la inteligencia».

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