Iñigo Gurruchaga
Corresponsal en Londres
Miércoles, 2 de febrero 2022, 17:03
El catedrático español afincado en Londres, Angel María García Gómez, entregará en la tarde de este jueves a la directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos, los doce folios de un manuscrito del final del siglo XVI que se dio por desaparecido en el inicio ... del XX. En el momento del regreso no se han despejado incógnitas sobre quién lo llevó a Inglaterra y quién lo guardó en su nuevo destino.
Publicidad
García Gómez intuyó en 1983 que el documento mencionado en el catálogo del anticuario Richard Hatchwell podía ser el «precioso» manuescrito que el que fuera secretario permanente de la Real Academia Española, Emilio Cotarelo, describió en 1904 como perdido en la primera mitad del XIX. La última mención era de otro erudito, Casiano Pellicer, que pudo leerlo en el inicio del siglo.
El anticuario Hatchwell tenía un buen negocio vendiendo libros antiguos, algo de lo que reconocía no saber mucho. Creía que el manuscrito que interesaba al profesor español procedía de la colección de sir Thomas Phillipps, heredero de una fortuna industrial que acabó endeudando a su familia por su obsesión con el papel impreso. Con más de 60 manuscritos, habría sido la mayor colección del mundo en manos privadas.
Compró una mansión para guardarla en Cheltenham, no muy lejos del anticuario. Phillipps murió en 1872. Manuscritos europeos se vendieron a archivos nacionales. Otros se subastaron. ¿Cómo llegó «Abusos de comedias y tragedias» al vecino Hatchwell? No se sabe. El nuevo viaje casi asegura que no se cumplirá la última voluntad de Phillipps, que dictó que ningún católico posara sus manos en sus libros y documentos.
García Gómez, cordobés y catedrático emérito en el departamento de Estudios Españoles y Latinoamericanos de la University College London, ha analizado el manuscrito a través de la paleografía, ha comparado léxico y temática con los del contexto histórico y ha datado su escritura entre «no mucho antes de 1580 y no mucho después de 1583».
Publicidad
Era un momento de auge del teatro. Algunos autores, como Francisco de Alcocer o Juan de Pineda, ya habían expresado reservas morales sobre los «dichos graciosos de truhanes y chocarreros», o de compañías italianas itinerantes. El autor de «Abusos» parece, sin embargo, según García Gómez, un clérigo que ha pensando sistemáticamente sobre el efecto del teatro en la sociedad.
Su obra tiene cuatro capítulos. El primero de los abusos es lo que se representa. «La principal consideración de todas las cosas es de la substancia» y «no se debe permitir representación que enseñe error contrario de nuestra santa fe». El segundo quebranto lo apuntala en su primer párrafo: «La ocasión más particular que me movió a escribir este tratadillo fue considerar el cuidado que el demonio, enemigo de todo nuestro bien y procurador de todo nuestro mal y daño, ha tenido y tiene en defender y sustentar el pernicioso abuso de representar mujeres».
Publicidad
El tercer abuso es el del tiempo elegido, la noche, «donde todos sin diferencia son admitidos, es grande abuso y ocasión de grandes maldades y daños». El contemporáneo de Cervantes y de Shakespeare señala finalmente abusos de lugar: «Siendo los templos casas de Dios donde los fieles negocian con su Divina Majestad y alcanzan soberanas mercedes con santas oraciones, grande abuso es que… se hagan en las casas de oración teatros de vanidades y chocarrerías».
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.