El viaje al infierno comienza en Roma

Este recorrido artístico que incluye obras de Botticelli, Huys, Rodin, El Bosco, Bruegel, Goya, Benlliure, Fra Angélico y Delacroix, entre otros artistas, concluye con la celebración de «salir de nuevo a las estrellas», como dice el célebre verso de Dante. Bajo la batuta del historiador del arte francés Jean Clair, que ha ejercido como comisario, en la exposición han colaborado diversos museos españoles: el Prado, el de Escultura de Valladolid, el Bellas Artes de Valencia y el Lázaro Galdiano de Madrid. El gran número de obras procedentes de nuestro país refleja el enorme interés que durante siglos ha provocado el tema del infierno tanto en los artistas como en los mecenas de España.

Aunque la cuestión de la muerte y del más allá resultan centrales en todas las religiones desde la Antigüedad, es en el cristianismo donde se desarrolla la idea del infierno como un lugar concreto y necesario para mostrar la oposición entre el bien y el mal, de manera que los fieles tengan bien claro por qué deben seguir los preceptos que manda la Iglesia.

Dante, con su 'Divina Comedia', fija en el imaginario colectivo occidental con todo lujo de detalles el horror de las distintas partes del averno y la necesidad de alejarse de ese embudo dividido en nueve círculos, cada uno con sus distintas penas según la gravedad de los pecados. Como le dice Virgilio al poeta florentino durante su peculiar viaje, «conviensi dipartir da tanto male» (hemos de escapar de tanto mal) para huir del infierno y aspirar así al encuentro celestial con Beatriz, la idealizada amada de Dante.