Un Tàpies en el bolsillo

Pero no habrá subasta. Las ofertas se harán de forma privada, con visitas personales de los coleccionistas que esta semana recalan en Madrid con motivo de la feria de arte Arco. Los precios van de «menos de 100.000 a menos de dos millones», certifica Cid. «Hoy hay gran interés de muchos de los grandes coleccionistas privados, que siempre van un paso por delante de los museos o las galerías. Son como cazadores, que van buscando». El artista español se ha revalorizado en los últimos años. Si en 2007 su cuadro 'Azul LXIX' (1957), se vendió por 1,1 millones de euros, en 2014 se logró el doble por 'Gran ocra amb incisions'.

Reunidas pintura, escultura, obra gráfica y papel realizadas entre 1947 y 2007, en esta exposición se podría batir un nuevo récord. «Esta semana es de locos», comenta Cid en la apertura de la exposición celebrada un local frente al Museo Reina Sofía. Allí y en la galería Javier López & Fer Francés, donde se enseña otra parte, se puede apreciar –aun sin talonario– esta retrospectiva hasta mediados de marzo.

La muestra «espectacular, de museo», según Javier López, cofundador de la galería que lleva su nombre, tiene un seña de comisariado, un hilo conductor, más allá de la disposición de algunas pinturas a cambiar de dueño. Todas las obras contienen de una u otra forma la letra X, «algunas veces girada hacia la T de su apellido», relata Beatriz Ordovás, directora y responsable de las ventas privadas de arte contemporáneo de Christie's. «La trabajó de forma ambigua desde 1940, cuando empezó bajo la influencia de Mirò y el surrealismo, hasta el final de su vida (en 2012). Tàpies hizo mucha obra y hace bastante que no se le hace una exposición».

Más que contenido político, como en otras ocasiones, el «puente» es estético y quizás también su procedencia privada: obras ocultas, «que no están a la vista» de cualquiera, como señala López, y que han sido tasadas para pasar a otras manos. Excepto tres que han sido prestadas por un par de museos de España y Alemania. Aunque no se encuentran en la lista de ofertas –confidencial y bajo siete llaves–, sí confieren al resto un halo de historia que añade algún cero al precio. «No es sólo una exposición comercial», dice quien ha trabajado nueve meses en esta iniciativa.

Un 40% proviene de España y el resto de domicilios de medio mundo. A veces con perpendiculares de gruesa textura y en ocasiones disimulado como una sombra en el resplandor de una ventana, la X se encuentra en esta retrospectiva de uno de los artistas determinantes del movimiento informalista. Números y letras, narices y orejas, mesas y cicatrices, manchas y nubes, compuestos con técnica mixta u óleo, sobre colores sombríos que sirven para desnudar la tersura del lienzo, alguno incluso garabateados con unos saludos cordiales. Pasen y ofrezcan.