Marisa González. Cristina Pinto

Marisa González, Premio Velázquez de las Artes

De la fotocopiadora a los transgénicos, el uso de las tecnologías marca desde los años 70 la inusual trayectoria de la creadora bilbaína

Martes, 24 de octubre 2023, 14:02

Durante mucho tiempo se sintió una creadora «incomprendida». Cumplidos los ochenta años en julio, Marisa González (Bilbao, 1943) se siente «recompensada». Su arte pionero fue reconocido y galardonado este martes con el Premio Velázquez de Artes Plásticas 2023. Concedido por el Ministerio de Cultura y ... dotado con 100.000 euros, es la más alta distinción institucional en su ámbito. Su ganadora cree que le llega «en el momento adecuado». Esta activa octogenaria tiene este año una veintena de exposiciones activas, dieciséis colectivas y tres individuales en España, Chile, Corea y Portugal .

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Es la quinta creadora consecutiva distinguida con este galardón y toma el relevo de Elda Cerrato (2022),Tania Bruguera (2021), Soledad Sevilla (2020) y Cecilia Vicuña (2019). «Ya era hora de equilibrar la lista, en la que los ocho primeros son varones», dice risueña al otro lado del teléfono esta bilbaína con estudio en Madrid que no sabe aún a qué dedicará los 100.000 euros de bolsa y que cree que el premio «me llega a tiempo».

El jurado destacó en su fallo la «amplia trayectoria como artista multimedia» de González, «pionera en la utilización de nuevas tecnologías desde los años 70». Unos años «difíciles» en los que sintió que su arte «no se comprendía bien». «Entoces éramos unos bichos raros -admite- pero las nuevas tecnologías me apasionaron y ahí me quedé».

No se extraña si se etiqueta su arte como «militante». «Hay tres constantes en mi trabajo, que son el uso de la tecnología, el compromiso social y el reciclado», explica. «Feminismo, memoria y arqueología industrial, reciclaje y ecología, atención a los procesos de exclusión y precariedad» son otras notas que caracterizan su trayectoria, según el jurado que la premió.

Espigadora de archivos

La presentó en su fallo como una «espigadora incansable de archivos, documentos y arqueologías industriales, siempre comprometida frente a las desigualdades sociales y las amenazas ecológicas del mundo globalizado». Ha registrado la destrucción de la antigua fábrica harino panadera de Bilbao. «Recuperé la memoria histórica de sus trabajadores y de la oligarquía vasca, registrada en las memoria del consejo de adminisración», rememora. También ha trabajado sobre la central nuclear de Lemoniz.

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«Ahora estoy con los transgénicos, ya que me preocupa mucho la manipulación genética de los alimentos», dice esta artista cuya trayectoria está marcada por la relación s con las cambiantes tecnologías, desde sus primeros trabajos con fotocopiadoras a principios de los 70, luego con faxes, y después con ordenadores y vídeo.

Artista multimedia de larga trayectoria, trabaja sobre temas como feminismo, memoria, arqueología industrial, reciclaje, ecología, exclusión o precariedad

¿Sabe para qué sirve el arte tras tantos años de ejercerlo? «Para despertar la sensibilidad y la observación. Para disfrute y comunicación de los seres humanos», apunta. «De joven creí que serviría para cambiar el mundo, al menos para mejorarlo, pero luego comprendes que es imposible, aunque intentes mejorarlo con su pequeño granito de arena», señala.

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Cursó Gonzalez la carrera superior de piano en el Conservatorio de Bilbao, pero no se aventuró en la música. «Pensar que debía pasar horas y horas ante el piano repitiendo lo mismo para que sonara medianamente bien no encajaba en ni temperamento», explica. Se pasó a Bellas Artes y se licenció en la Facultad de la Universidad Complutense de Madrid en 1971. Huyó de nuevo de un ambiente «academicista y decimonónico». «Un horror en el que debías pintar en tres meses un cuadro idéntico al de tu profesor», ironiza. Optó por un máster en el Art Institute de Chicago en el Departamento de Sistemas Generativos (1973) «con asignaturas opuestas a las que había sufrido en Madrid». Amplió su formación con un grado en Bellas Artes en la Corcoran School of Art de Washington D.C. (1976).

«En la simbiosis entre el arte y la tecnología, y teniendo como método el ensamblaje de diferentes técnicas, Marisa González ha generado un nuevo lenguaje codificado por ella misma», se apunta desde Cultura. «La reproducción de las imágenes, y del fragmento y su repetición o generación de la forma como valores emblemáticos de lo contemporáneo están presente en todo su trabajo», resumen.

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Con obra en múltiples museos y colecciones, González ha realizado más de 60 exposiciones individuales y 150 colectivas, con presencia en la Bienal de Venecia, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Tabacalera (Madrid), o el Centro

de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). Citada como referente en su ámbito creativo, dirige talleres, imparte conferencias y ponencias sobre Nuevas Tecnologías de las que es una de las artistas pioneras.

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