Hace 150 años por estas fechas se inauguraba en París la primera exposición impresionista, 'Ávidos de independencia', en la que 31 artistas 'rebeldes' y poco conocidos decidieron romper con las reglas y exponer sus obras al margen de los canales oficiales. En el histórico ... cartel de la muestra estaban Claude Monet, Auguste Renoir, Berthe Morisot, Camille Pissarro y Alfred Sisley, pero también Edgar Degas y Paul Cézanne.
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El Museo de Orsay de París celebra este aniversario con una magnífica exposición titulada 'París 1874. Inventar el impresionismo', que cerrará sus puertas el próximo 14 de julio, para viajar después a Estados Unidos, a la Galería Nacional de Arte de Washington.
Por primera vez la pinacoteca parisina reúne bajo el mismo techo 130 obras: una selección de aquella primera exposición impresionista de 1874 que confronta a pinturas y esculturas que estuvieron expuestas en el Salón de París, la gran exposición anual que hasta entonces dominaba la vida artística parisina.
Pero en 1874, esta muestra no fue la que al final pasó a la posterioridad. Aunque desde el punto de vista económico la exposición impresionista fue un desastre, pues los artistas no lograron muchas ventas y tuvieron muchos costes, con el paso del tiempo se ha convertido en una muestra legendaria. Fue la primera de las ocho exposiciones impresionistas que se organizaron entre 1874 y 1886 y marcó el punto de partida de las vanguardias.
La primera muestra impresionista organizada por la 'Sociedad Anónima Cooperativa de Artistas Pintores, Escultores y Grabadores' tuvo lugar en París en el número 35 del boulevard des Capucines, en los antiguos talleres del fotógrafo Nadar. El objetivo del grupo de artistas que crearon esta cooperativa era exponer sus obras para darse a conocer y venderlas.
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'París 1874. Inventar el impresionismo' repasa los orígenes de un movimiento artístico que surgió en un mundo en plena transformación, tras dos conflictos: la guerra franco-prusiana de 1870 y una violenta guerra civil. Los artistas impresionistas buscaban entonces nuevas formas de expresión en el mundo del arte. Como señala certero un observador de la época, «lo que parecen buscar por encima de todo, es la impresión».
Sin ocultar la pincelada, este grupo de artistas rebeldes plasma escenas cotidianas de la vida moderna y pintan al aire libre bosquejos de paisajes a distintas horas del día. Captan con sus pinceles un instante preciso modelado por las variaciones de la luz y el color. Su radical modernidad contrastaba con los temas y el estilo más clásico de las obras expuestas en el Salón oficial.
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«¡Buena suerte!», los animó entonces un conocido crítico, «de las innovaciones siempre sale algo». De los 31 artistas de la primera exposición impresionista, solo siete de ellos gozan hoy de fama universal.
El Museo Marmottan Monet de París, que alberga la mayor colección de obras de Claude Monet (1840-1926), ha prestado al Museo de Orsay 'Impresión, sol naciente' para la exposición.
Fue precisamente este cuadro el que está en el origen del término impresionista. El crítico de arte francés Louis Leroy, utilizó en 1874 de forma burlona la palabra 'impresionista' para describir las pinturas de aspecto inacabado y pincelada rápida de estos artistas independientes. Este crítico acuñaba así el término y bautizaba sin pretenderlo este movimiento artístico.
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De las bailarinas de Edgar Degas (1834-1917) a las escenas intimistas de las pintoras francesas Berthe Morisot (1841-1895) y Eva Gonzalès (1849-1883), pasando por las logias de los teatros parisinos que pintó August Renoir (1841-1919), la exposición refleja la gran variedad de temas que abarcaron los impresionistas en sus obras.
Entre las obras expuestas, destaca 'Baile en el Moulin de la Galette' de Renoir, uno de los cuadros más emblemáticos del Museo de Orsay. Renoir reflejó con gran maestría la atmósfera alegre de este merendero popular del barrio parisino de Montmartre en el que unos bailan mientras observan y se divierten.
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Este lienzo de Renoir, que fue presentado en la exposición impresionista de 1877, es considerado la obra más importante de Renoir y una de las obras maestras de principios del impresionismo.
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