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Iñigo Gurruchaga
Bishop Auckland
Martes, 12 de octubre 2021, 09:25
El primer suceso histórico que afectó el destino de la actual villa de Bishop Auckland fue la conversión de la ecléctica población de anglosajones en la región de Northumberland por Aidan, un monje irlandés. Corría la primera mitad del séptimo siglo de la Cristiandad. El ... santo, primer obispo de Lindisfarne, construyó un monasterio en esas islas, muy cerca de la actual frontera entre Escocia e Inglaterra.
Cuando otro obispo y santo, Cutberto, murió tras dejar en su estela una singular inclinación para proteger la vida de los pájaros y de otros animales, los monjes del monasterio decidieron no enterrarle en las islas, desprotegidas de invasores vikingos. Depositaron sus restos en el interior de la comarca, creando el asentamiento que dio origen a la ciudad de Durham.
Los obispos de Lindisfarne pasaron a ser los de Durham, y en el inicio del siglo XI se convirtieron en obispos príncipes, gobernadores de la región nombrados por el rey normando, Guillermo El Conquistador, y sus sucesores. Prelados del condado palatino construyeron en Auckland, a menos de veinte kilómetros, una logia para sus excursiones de caza. En el siglo XIV era ya un palacio.
Bishop Auckland fue residencia de los obispos de la diócesis anglicana de Durham hasta el siglo XXI. La Iglesia de Inglaterra estaba vendiendo las propiedades palaciegas de sus obispados y se especuló sobre su conversión en un hotel, hasta que un multimillonario compró el castillo por unos 18 millones de euros. El precio incluía una joya de la pintura española que adornaba su comedor.
Hay diferentes hipótesis sobre cómo acabaron en el nordeste de Inglaterra los trece cuadros de la serie «Jacob y sus doce hijos», que pintó entre 1640 y 1645 el extremeño Francisco de Zurbarán, inspirado en la génesis de las tribus de Israel descrita en el primer libro de la Biblia. Los habría pintado para un cliente de las colonias americanas.
Clare Baron, conservadora del restaurado palacio episcopal, cree que no abandonaron España hasta que el obispo Richard Trevor compró doce en 1756, en Londres. Faltaba el retrato de Benjamín, que acabó adornando el castillo de los Willoughby, en Grimsthorpe. Esa casa, también del nordeste, fue regalo de Enrique VIII al barón cuando se casó con María de Salinas, dama de honor de Catalina de Aragón.
Obispo Auckland, que tiene ahora unos veinticinco mil habitantes, no era conocida en el siglo XIX y XX por el castillo episcopal o la colección de cuadros que compró uno de sus residentes, sino por ser uno de los centros más importantes de la minería de carbón en Inglaterra. Hoy es una de esas comarcas empobrecidas que votaron por marcharse de la Unión Europea; que eran laboristas y son conservadoras.
Hay un debate continuo en la sociedad británica sobre el norte, una región donde mujeres que rondan tu edad te dicen 'gracias, hijo', cuando les cedes el paso en una acera estrecha. ¿Por qué se habla ahora tanto del norte? «Porque aquí somos pobres», responde otra sexagenaria. Pero también hay pobres en el sur. «Sí», reconoce ella, «pero aquí todos somos pobres».
Jonathan Ruffer, de 70 años, habría amasado una fortuna de unos 450 millones de euros, según medios británicos, de los que le quedarían unos 175 como consecuencia de sus múltiples donaciones filantrópicas. Aunque nació en Londres. donde también desempeñó su carrera profesional como gestor de fondos de inversión, creció en el norte, en un pueblo cercano al que ahora recibe su caudal de oro.
El Proyecto Auckland describe su afán como «utilizar arte, fe y patrimonio histórico para alimentar cambios de larga duración». Ruffer es cristiano evangelista y la transformación del centro de la villa incluye un Museo de la Fe. Hay otro dedicado a la minería y una representación veraniega a cielo abierto de una obra épica sobre la historia de Inglaterra,... El restaurado castillo obispal ya tiene visitantes.
Se inaugura ahora la 'Spanish Gallery', un museo del arte español del Siglo de Oro, en el que Ruffer ve el planteamiento de cuestiones fundamentales sobre la experiencia humana, sobre la trascendencia y lo inmanente. En las galerías cuelga un 'Cristo en la Cruz' de El Greco o «El Copatronazgo' de Juan Bautista Maíno, único cuadro existente de la campaña para que Santa Teresa fuese patrona de España, junto a San Santiago.
Para Jorge Coll, marchante que asesora a Ruffer sobre sus adquisiciones, «es una colección que va a ser enciclopédica desde el siglo XVI al final del XVII». «Tiene a todos los artistas importantes y seguirá creciendo», añade. Pero el mecenas reconoce con humildad que no sabe si Bishop Auckland se convertirá en un destino turístico, o una etapa de peregrinación espiritual, que reavive una villa quebrada por el declive económico.
La relación con los vecinos de su extraordinario proyecto no es sencilla. «No nos ven como iguales», lamenta. El efecto quizás más concreto hasta ahora ha sido el gusto de los más necesitados por la donación de buenos alimentos, labrados en las recreadas huertas en la ladera del castillo. Se asoma a un paisaje frondoso y plácido, de granjas, bosques y pueblos, en una comarca en busca de orientación.
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