Antonio López contra los vándalos

Según ha informado el Ayuntamiento de Coslada, en la noche del 23 al 24 de junio, una o varias personas (la Policía Local inspecciona las cámaras de la zona para identificar a los posibles sospechosos) se acercaron a la estatua y pintaron en ella un corazón y tres iniciales con el tipo de espray que se utiliza para realizar grafitis.

'La mujer de Coslada' es una gran escultura de 3.000 kilos de peso y 5,60 metros de altura elaborada en bronce en una fundición ubicada en Arganda del Rey y se trata de una obra «única en el mundo», resaltan en el Ayuntamiento de la localidad. Fue inaugurada por el propio Antonio López hace diez años y desde entonces se ha convertido en uno de los atractivos turísticos de esta ciudad dormitorio, que cuenta con 81.000 habituantes y se encuentra situada al este de Madrid.

El alcalde de Coslada, Ángel Viveros, se encargó de llamar a López, que pocas horas después, acudió en persona a interesarse por su estatua. Armado con un pequeño pincel y un trapo, descubrió que el daño era mayor de lo que esperaba, pero se encargó de restaurar («de forma altruista», recalcan en el consistorio) a su 'mujer', que vuelve a lucir enorme y orgullosa en el Paseo de la Rambla de Coslada, frente al teatro municipal.

En la tarea, que se prolongó durante tres días bajo el duro sol del inicio del verano madrileño, le ayudaron los artistas locales Julián Cascón y Maite Cascón, según explicó en su cuenta de Twitter la concejala de Cultura de Coslada, Emi Escudero. «Todavía me sale espuma por la boca al ver tal delito contra nuestro patrimonio», añadió indignada la edil.

«Lamentamos este acto incívico porque la estatua es ya un símbolo para nuestra ciudad. 'La Mujer de Coslada' es una obra maestra, y los cosladeños debemos cuidarla porque forma parte de nuestro patrimonio», afirmó el alcalde, que pidió la colaboración ciudadana para encontrar a los autores del destrozo.

El compromiso de Antonio López con su obra tiene que ver con la pausa. Cada una de sus creaciones toma el tiempo que él considera necesario: durante años se apostó cada amanecer en el cruce de Gran Vía con la calle Alcalá para retratar no un momento, «sino la eternidad», como dice otro artista, Óscar Tusquets. A su obra más esperada, un retrato de la Familia Real española que se presentó en 2014, dedicó 20 años de trabajo. La vida, sin embargo, le dio un duro golpe el pasado febrero, cuando falleció su compañera de toda la vida, María Moreno, otra gran pintora realista.