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Cecilia Cuerdo
Sevilla
Lunes, 10 de julio 2017, 13:00
Adiós a Malvaloca, a María Morena, a la gitana Carmen pero sobre todo, a María de las Mercedes, ‘la rosa más sevillana’. Paquita Rico, la más discreta y refinada de las folclóricas de la posguerra, falleció este domingo en una clínica de Sevilla a ... causa de complicaciones derivadas de su avanzada edad, 87 años. Sus restos mortales serán incinerados este lunes en una ceremonia que la familia, siguiendo la estela que ella marcó, quiere que sea en la más estricta intimidad. Posteriormente, sus cenizas serán depositadas en el columbario de la capilla de la Esperanza de Triana, su barrio y donde vivió hasta el final de sus días.
Nacida en Sevilla en 1929 de una familia humilde en la que ella contribuía a vender cucuruchos de marisco, logró apañárselas para estudiar cante y baile en la academia de la célebre Adelita Domingo. Un concurso radiofónico la aupó a los escenarios y al ballet español Montemar, donde coincidiría con Carmen Sevilla, hasta que Pepe Pinto, uno de los grandes del cante, le hizo un hueco en su compañía. Su salto al cine se produjo en 1948, cuando Florián Rey la vio en el escenario y la invitó a participar en la cinta ‘Brindis a Manolete’.
Después llegaron éxitos sonados como ‘Malvaloca’, ‘Luna de Sangre’ o ‘Suspiros de Triana’, convirtiéndose ya en una gran estrella de la pantalla sin descuidar su faceta como cantante de copla. Pero sin duda en gran salto lo daría diez años más tarde, cuando dirigida por Luis César Amadori interpretó a la reina María de las Mercedes de Orleans y Borbón en el melodrama ‘¿Dónde vas, Alfonso XII?’, junto a su amigo Vicente Parra.
Fue su papel de la primera esposa del monarca, prematuramente fallecida, el que la consagró ante el gran público y el que la acompañaría toda su vida. Su ‘Romance de María de las Mercedes’, obra de Quintero, León y Quiroga, se convertiría entonces en su canción fetiche, y la que el público siempre le reclamaba: “Te vas camino del cielo, sin una voz que te herede. España viste de duelo, y el Rey no tiene consuelo, María de las Mercedes”.
Con más de una treintena de películas a sus espaldas, algunas de ellas presentadas incluso en Cannes como ‘Debla, la Virgen Gitana’, Francisca Rico Martínez se consagró como una de las grandes artistas de la época junto a Lola Flores y Carmen Sevilla. La lucha de egos estaba servida cuando fueron llamadas a protagonizar juntas una película en 1960, 'El balcón de la luna' de Luis Saslavsky. El anecdotario popular cuenta que hubo que medir mucho el diseño de los carteles promocionales para que todos los nombres tuvieran el mismo protagonismo. Sin embargo, y el paso de los años, Paquita Rico reconocería que eran grandes amigas, “como hermanas”. De hecho, ella fue la madrina de Lolita Flores.
Su estilo era elegante y discreto, y enamoraba a la cámara. Su belleza traspasó fronteras, y en los años 90, Paquita Rico llegó a confesar que tras un encuentro con Ava Gadner, la actriz americana le diría “usted sí que es guapa y no yo”. Tras el éxito de Amadori, la artista fue espaciando cada vez más sus papeles en el cine y retirándose poco a poco de las tablas, aunque mantenía pequeñas colaboraciones como tertuliana en un programa de la COPE junto a Encarna Sánchez o incluso breves cameos en la serie de Lina Morgan Hostal Royal Manzanares. También hizo algunas incursiones en el teatro, con éxitos como ‘Bodas de sangre’ (1962) a las órdenes de José Tamayo.
La moderación en su faceta artística la supo mantener también entorno a su vida privada. En 1961 contrajo matrimonio con el torero Juan Ordóñez Araujo, Juan de la Palma, su gran amor, pero cuatro años más tarde tuvo que afrontar su suicidio tras una depresión. En 1968 contrajo de nuevo matrimonio con el empresario canario Guillermo Arocha Fernández.
En 2010, Sevilla le quiso rendir homenaje aún en vida, y le dedicó un azulejo en el corazón de Triana donde pasó la mayor parte de su tiempo. “En esta calle vivió Paquita Rico, que nació en el Corral de la Perla, artista del pueblo, señora de la copla y reina María Mercedes... Por interpretar a una reina con la dignidad que se merece, la ciudad de Sevilla le dedica este azulejo como homenaje y reconocimiento”.
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