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Olaya Suárez y A. F. G.
Landreo
Domingo, 24 de marzo 2024, 11:09
Santos Conrado murió al ser apuñalado en el tórax. Las lesiones causadas por el arma blanca le alcanzaron órganos vitales. Su asesino descuartizó luego el cadáver, lo repartió en bolsas de basura y las esparció por los alrededores de la vivienda. No fue muy ... lejos para deshacerse de los restos mortales del hombre de unos 71 años que hacía apenas dos meses le había alquilado una habitación en su casa de la calle Joaquín Costa, en La Felguera. Toda apunta a que las motivaciones del crimen fueron de índole económica y agravadas por una convivencia «difícil entre ambos».
La autopsia realizada al cadáver desmembrado en el Instituto de Medicina Legal ha permitido identificar plenamente a la víctima y determinar la causa del fallecimiento: heridas de arma blanca. El examen forense ha permitido concluir que el descuartizamiento se realizó post morten y que la data del deceso sería aproximadamente cinco días antes del hallazgo de la primera bolsa con restos mortales. Fue la mañana del viernes, cuando un vecino de la avenida de Gijón, ubicada justo por debajo de la casa en la que vivían la víctima y el agresor, salía a su huerta y se encontraba una muy desagradable sorpresa: una bolsa de basura en cuyo interior había una pierna mutilada. Con el calcetín impoluto.
En las proximidades fueron apareciendo el resto de partes desmembradas. La última fue hallada ayer a lo largo de la mañana: contenía la cabeza. Desde los primeros pasos de la investigación, tal y como adelantó EL COMERCIO, las sospechas se centraron en el compañero de piso, de 39 años. Cayó en varias contradicciones con los agentes, a lo que sumó que los vecinos declararon que los días anteriores al macabro hallazgo fue visto transportando bultos en una carrito. La investigación se centró en él, fue trasladado a dependencias policiales y ayer fue finalmente detenido. Está previsto que pase a disposición del juzgado de Langreo mañana lunes o bien el martes si la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Jefatura Superior de Policía de Asturias opta por agotar las 72 horas máximas establecidas.
Según se desprende de la investigación, el arrestado habría descuartizado a Santos Conrado utilizando herramientas y en el interior de la vivienda. Empleó varios días y durante esos mismos, cuando sus vecinos le preguntaron por la ausencia del septuagenario dio varias versiones. Primeramente aseguró que estaba ingresado en el HUCA por un agravamiento en su delicado estado de salud (tenía problemas cardiacos y también de respiración que le obligaban a llevar incluso una bombona de oxígeno). Al día siguiente relató, ante la insistencia de los residentes en la misma calle, que «había sido secuestrado por unos rusos». Todo fueron excusas vagas y de poca credibilidad, hasta que el viernes era la localizada la primera bolsa a apenas escasos metros del lugar del crimen.
El presunto asesino no intentó huir tras desmembrar el cuerpo en por lo menos cinco partes y deshacerse de ellas. De hecho, habría sido él mismo el que abrió la puerta de la casa a los agentes cuando se personaron en el lugar esa misma mañana. Aseguró que no había visto a Santos desde hacía días y luego contó varias versiones contradictorias cuando profundizaron en el interrogatorio.
La vivienda de la calle Joaquín Costa ha sido inspeccionada minuciosamente por la Policía Científica en busca de pruebas e indicios y determinar la herramienta con la que supuestamente descuartizó al que fuera su casero y víctima.
«Fue en la madrugada del pasado domingo –día 17– sobre las tres de la mañana cuando escuchamos muchos golpes en la vivienda». Lo narraba ayer un vecino, desde su ventana, en la calle Joaquín Costa del barrio de Villar, en La Felguera. El lunes siguiente, vio salir del domicilio de la víctima –el número 30– a su compañero de piso, el joven arrestado por la Policía Nacional. «Caminaba con dificultad porque va con muletas, pero portaba un carro de la compra lleno de bultos en bolsas de basura. Fue a plena luz del día, a la una de tarde». Fue entonces que le preguntó dónde estaba Santos. «Me dijo que había ingresado en el HUCA; no me extrañó porque padecía problemas de corazón». Pero a los pocos días se extrañó de no verlo por la calle porque se interesó por él llamando al hospital ovetense. «Me dijeron que allí no estaba». Se volvió a encontrar con el joven. «Entonces me dijo que estaba en la cárcel y ya me sonaba todo raro. Santos siempre salía tres veces al día a pasear con los perros y había desaparecido». Ya el jueves lo volvió a ver tirando con el carro, con más bultos, a las tres de la tarde. «Le pregunté de nuevo por Santos a su compañero de piso. Y me dijo que lo habían secuestrado los rusos. Le contesté que iba a llamar a la Policía y salió corriendo con las muletas y todo». No lo hizo, pero el viernes ya se descubrió el cuerpo descuartizado de Santos en una huerta cercana. «El viernes por la mañana se personaron los agentes y, al poco, llegó él a la casa. Fue cuando ya lo requirieron para entrar en la vivienda y hablar con él. Es todo lo que he contado ya en comisaría», señaló este testigo conmocionado por lo ocurrido.
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