Villablino toma la palabra durante la Mesa por León: «La juventud se marcha; el que se queda vive de sus padres o abuelos»

Del Casino de Laciana sale un grupo de jubilados a los que la indignación corta las palabras. Saben que en su pueblo se celebra la Mesa por León, pero prefieren pasar palabra. «En estos años nos hemos quedado sin nada, no tengo mucho más que decir», sentencia el que se anima a charlar un poco con los periodistas.

Locales cerrados, comercios a medio gas y poco movimiento en una localidad que convive con el recuerdo lejano de una vida presente en calles y avenidas. Aprovechando los rayos de sol de un día de claros en Villablino, unos vecinos se juntan en la terraza de un bar. «Hombre, si hacen cosas que nos incumban a nosotros lo veo bien, que hagan algo a ver si es verdad, ya no me creo nada de lo que dicen los políticos», señala el que ejerce de portavoz. Todos coinciden en la reflexión: «Aquí hay mucho paro, no hay minería ni industria ninguna, no tenemos nada y la juventud tiene que marchar, y la que se queda vive de padres y abuelos. Hay alguna tienda, algún taller y nada más».

Villablino es la capital de una Laciana que es sombra de lo que fue, en un entorno natural de gran riqueza natural. Pocos son los que creen que la Mesa por León cambiará las cosas tras años de dura crisis económica y social. La situación sanitaria tampoco ayuda.

«Viendo lo que pasa con la pandemia... No tienen en consideración a este pueblo para nada, las cuencas mineras mandaron el carbón, los beneficios fueron a Ponferrada y a ver si ves tú los beneficios por algún sitio, porque nosotros no los vemos», comenta una vecina a la salida de un comercio local.

El paseo por Villablino concluye. Grandes edificios y multitud de negocios cerrados dan idea de lo que fue la capital de Laciana en los tiempos en los que la mina daba sustento. Poco (o nada) queda de aquellos días.